Para el ‘millonario' este título significó su tercera corona, tras las obtenidas en 1986 y 1996; y que puso fin a una sequía de 19 años sin conseguir este cetro.
River sumó su cuarto festejo en 18 meses tras los logros en 2014: un título local después de seis años y la Copa Sudamericana, tras 17 años sin festejar un campeonato internacional, que se suma a la Recopa Sudamericana obtenida en este 2015.
Además, el conjunto que dirige Marcelo Gallardo se transformó en el equipo que más rápido ganó una Libertadores tras un descenso, ya que apenas pasaron 1.482 días desde aquel 26 de junio de 2011, cuando sufrió su única caída a la segunda división en sus 114 años.
Luego de un encuentro táctico en la ida, River salió decidido a hacer valer su condición de local, apoyado en la juventud de Lucas Alario y la experiencia de Fernando Cavenaghi en ofensiva.
Con Matías Kranevitter y Leonardo Ponzio como grandes referentes del mediocampo, a River le costó quebrar la resistencia de un rival mexicano que fue a disputar cada balón como si fuera el último.
Arévalo Ríos y Guido Pizarro fueron los grandes batalladores del conjunto de Ricardo Ferretti que, sin embargo, no pudo combinar con la ofensiva compuesta por Daniel Aquino, Jurgen Damm, Rafael Sobis y André Gignac.
La resistencia mexicana duró hasta el último minuto de la primera etapa, cuando un centro perfecto de Leonel Vangioni encontró el anticipo de cabeza de Alario, para poner en ventaja al anfitrión antes del entretiempo.
En el complemento, Damm tomó la posta por la banda derecha y le cedió dos posibilidades de empate a Tigres a través de Gignac y Aquino, pero la falta de puntería impidió concretar la igualdad.
Y luego River no perdonó. En el minuto 74 Carmona cometió una infantil falta sobre Sánchez dentro del área y luego el propio uruguayo convirtió el penalti para comenzar a acariciar la Copa.
El tercer tanto llegó cuatro minutos después con un centro perfecto que conectó Funes Mori de frente ante Nahuel Guzmán que poco pudo hacer.
Con el 3-0 se desató la fiesta rojiblanca tanto en las tribunas como fuera del campo, donde los suplentes de la plantilla como los que no fueron convocados anticiparon la celebración.
El final marcado por el árbitro uruguayo Darío Ubriaco decretó el festejo de un River Plate que se dio el gusto de conquistar en un año calendario los dos certámenes continentales: primero la Copa Sudamericana y ahora la Copa Libertadores.