En la declaración, que apoya la política de 'tolerancia cero' con el racismo y la discriminación, el fútbol europeo toma nota de que las medidas de educación y prevención, junto a las disciplinarias, han hecho que la situación haya mejorado respecto al pasado, pero dice que todavía existen "recurrentes incidentes de racismo".
Por ello, hace un llamamiento a la UEFA, a las federaciones nacionales y a las ligas para que regulen "sanciones estrictas" contra este fenómeno y a las instancias disciplinarias para que las apliquen en los casos en los que se pruebe la existencia de racismo.
Además, recomienda a los árbitros que paren los partidos si se producen esos incidentes y solicita a las federaciones y a las ligas que hagan lo mismo.
También pide a los jugadores y a los entrenadores, "especialmente a los que más influencia puedan tener sobre quienes cometen actos racistas", a denunciar estos hechos, "incluso si esto les puede acarrear críticas por parte de sus propios seguidores o jugadores".
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