El equipo de José Mourinho sufrió más de la cuenta en el estadio Old Trafford para vencer al modesto equipo suizo que en varias oportunidades puso en aprietos al cuadro rojo.
Una mágica intervención de David de Gea y un disparo de Marouane Fellaini en el descuento le bastó al Manchester United para ganar de manera ramplona y por la mínima al Young Boys (1-0) y dejar sellada su clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones.
Los 'Diablos rojos' necesitaban ganar y que el Juventus les hiciera el favor de vencer al Valencia y cumplieron ambos. El United no dio nunca la imagen de equipo grande y especuló y se arrastró sin ideas ante el cuadro suizo.
Sólo Rashford, tirando de espacios, y De Gea, salvador a última hora, destacaron en un conjunto que a cada jornada de 'Champions' demuestra lo lejos que está de la elite europea.
Sin embargo, incluso en una noche tan horrible el faro de Fellaini se encendió y en el descuento bajó una pelota de espaldas, le pegó y certificó los tres puntos ingleses y con ello el pase a octavos.
Sin casi tiempo para atarse las botas, los jugadores se encontraron con la primera contra peligrosa comandada por Rashford. El delantero inglés se presentó delante del portero del Young Boys y, con todas las opciones posibles, no se decidió entre el globo y el disparo raso y su golpeo por encima se marchó más arriba del larguero. Mourinho negó con la cabeza desde el banquillo. No se lo creía.
El público no se creía el pobrísimo juego de su equipo ante el débil Young Boys. Sin Paul Pogba en el medio -empezó en el banquillo-, los 'Diablos Rojos' no dominaban ningún área del campo. Las llegadas suizas, escasas, daban más miedo que el ataque estático inglés. Solo con espacios y aprovechando los clamorosos errores defensivos del cuadro helvético, el United se vio cómodo y ahí, Rashford fue el que mejor se sintió.
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En el minuto 25, un disparo suyo desde fuera del área, se marchó rozando el palo derecho de Von Ballmoos. Sus jugadas siguieron creando ocasiones alternando banda izquierda y derecha, pero a la hora de verdad, careció de puntería. Mucho menos lo estuvo Jesse Lingard y aún menos Anthoy Martial, desaparecido la mayor parte del encuentro.
Mourinho decidió dejar en el banco a Lukaku, denostado de cara al gol, y no rectificó hasta bien entrada la segunda parte, minutos después de que a Marouane Fellaini le cayese un gol del cielo y, a escasos metros de la línea de gol, mandase el balón a las nubes.
Entraron Pogba y Lukaku y el United, en una jugada de carambola estuvo a punto de quedarse sin botín alguno. Un remate dentro del área tocó en un defensa y apareció el ángel entre los diablos. De Gea metió una mano salvadora en un balón que se colaba sobre la línea de gol y regaló veinte minutos a los suyos para que la victoria aún fuese posible.
Pero el crono, impasible, corría y el United no. La triste imagen del público de Old Trafford abandonando el estadio con tres minutos aún sin jugarse hacía justicia a un equipo perdido en el campo y sin el alma que requiere una camiseta tan importante.
Pero con todo, el United aún tiene suerte. Un pelotazo en el descuento encontró a Fellaini dentro del área. El belga bajó el balón de espaldas, se hizo hueco, disparó e hizo el solitario gol del partido. Suficiente para el United, suficiente para estar en octavos. Suficiente.
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