Así lo anunció Rosell en una conferencia en la escuela de negocios ESADE, titulada 'La gestión de un club deportivo con repercusión mundial', en la que expuso el modelo deportivo, institucional, económico y social del Barcelona.
"Podríamos tener una cifra récord de ingresos y convertirnos en el primer equipo del mundo", indicó Rosell, quien se mostró "muy satisfecho" ante la evolución de ingresos del club catalán.
A falta de cerrar el balance del ejercicio contable, el Barcelona prevé unos ingresos de 470 millones de euros, 55 millones de euros más que los obtenidos en el ejercicio pasado. A pesar de ello, el club cerrará el curso con pérdidas, aunque más moderadas con respecto a años anteriores.
Rosell apuesta por cerrar con beneficios las próximas temporadas y tener la posibilidad de "ir reduciendo la deuda" en los próximos años, aunque insistió que el objetivo del Barsa no es ser "rentable", sino "sostenible y solvente".
Para ello, el presidente del Barcelona explicó que hay que trabajar "como cualquier otra empresa" para que la cuenta de resultados cierre equilibrada, así como para "poder reducir paulatinamente la deuda hasta niveles sostenibles".
Rosell recordó que los ingresos televisivos (140 millones de euros anuales) son fundamentales para la supervivencia de los proyectos deportivos, aunque considera que las diferencias con los clubes más pequeños debería equilibrarse, algo que ocurrirá con el nuevo reparto previsto para 2015.
Insistió el presidente azulgrana en la necesidad de que los partidos dejen de ofrecerse en abierto los sábados por la noche, lo cual ayudaría a "generar ingresos" y repartirlos entre "los clubes más pequeños", lo cual revertiría en una "liga más competitiva".
En el plano de expansión internacional, el Barcelona tiene la vista puesta en China, Japón y Norteamérica (Estados Unidos, Canadá y México) como los principales mercados estratégicos de futuro.
"En China tenemos un país con un potencial estratosférico", explicó Rosell, quien se basa en la imagen de marca que ha conseguido consolidar el club fuera de sus fronteras, también gracias a las redes sociales, en las que se potencia "el talento de la marca Barça".
Y finalmente se refirió al cambio de papel del Barsa en el mercado, que pasó de club eminentemente comprador a convertirse en un club que empieza a vender jugadores.
"Nos perciben como club comprador y esto no nos favorece, pero tenemos que ser un club vendedor", insistió Rosell, quien considera que la Masia debe jugar un papel determinante, puesto que el club debe conseguir dar "una buena salida" a los jóvenes futbolistas que no tienen cabida en el primer equipo.
En cuanto a las futuras incorporaciones, el presidente del Barsa explicó que el club basa su estrategia de mercado en la prudencia.
"En el Barsa no sólo juega la gestión empresarial, sino que gestiona sentimientos", ha recordado Rosell, quien explicó que muchos momentos "hay que superar las emociones y no realizar fichajes de manera espontánea".