La entrada de Torres al imponente estadio de Stamford Bridge fue respetuosa y rara, se mire como se mire. Torres saludó con rápidos abrazos y estrechando la mano a sus ex compañeros del Liverpool cuando ambos equipos se encontraron en el túnel que los conduciría hasta el césped.
Alegre y entusiasmado, el campeón del mundo se retiró de la fila de los ‘blues' para acercarse uno a uno a los alineados del Liverpool e intercambiar algunas palabras con ellos instantes antes de medirse en la cancha.
Con ese corazón dividido en colores, ‘the Kid' -como se le conoce en Inglaterra- debutó a las órdenes de Carlo Ancelotti, que decidió darle la titularidad en el ataque junto a Didier Drogba y Nicolas Anelka.
Las aficiones de ambos equipos aguardaban con enorme expectación el primer toque de balón que diera Torres. Era el centro de atención en el Reino Unido, en España y a largo y ancho de los continentes donde su imagen como 9 de los ‘reds' en los últimos tres años y medio ha calado hondo.
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El partido arrancó poco definido y la intervención del español fue de menos a más. Pronto el Chelsea tomó las riendas del encuentro y empezó a jugar a pases largos en el centro del campo, que dificultaban al Liverpool el robo de balón.
Sin embargo, no era suficiente para que los locales llegaran a la portería. Antes de ella encontraban un muro difícil de romper en muchos casos por la actuación de Jamie Carragher, el veterano crítico con la marcha del español, que se convirtió en su sombra.
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De hecho, en el minuto 29, el zaguero internacional de Inglaterra fue quien atajó la primera opción clara de gol que tuvo Torres con su nueva camiseta.
Por unos instantes se encontró solo, cara a cara con su amigo Pepe Reina, dueño de la portería "red". Pero, como salido de la nada, apareció Carragher, que destruyó el mazazo cruzado que había preparado Torres y lo envió a córner.
De manera intermitente, el Liverpool parecía venirse arriba, como demostró el argentino Maxi Rodríguez, dos minutos después, cuando envió el balón al larguero.
Sucedieron minutos de tensión, con faltas peligrosas para ambos equipos y, cuando la posesión era del Chelsea, Carragher se desvivía por perseguir a Torres, una tarea encomendada con premeditación al hombre que ha hecho carrera en el Liverpool durante los últimos quince años.
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Ante la presencia en las gradas del seleccionador de Inglaterra, el italiano Fabio Capello, y del ex jugador de ese equipo nacional, David Beckham -que está en Londres, porque se entrena con el Tottenham hasta el día 10 de este mes-, los locales lucharon por demostrar que son los vigentes campeones de la Premier League.
Ese objetivo se les resistía y, llegado el descanso, los dos marcadores seguían a cero.
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Tras la reanudación siguieron los intentos de Torres para ampliar la cifra de nueve goles que lleva hasta ahora anotados esta campaña, todos ellos, claro está, para el Liverpool, con el que no llegó a jugar hoy el uruguayo Luis Suárez.
Pero, el entrenador, Carlo Ancelotti, sintió impaciencia y quiso probar con el marfileño Salomon Kalou. Eso significó el fin del partido para el español en el minuto 66.
Cuando todavía resonaban en Stamford Bridge los aplausos de la afición local para el nuevo talismán del equipo, el portugués Raul Meireles sentenció al Chelsea con su cuarto gol de la temporada, tras un buen pase del capitán "red", Steven Gerrard.
Torres ya estaba sentado en el banquillo, cuando el Liverpool celebraba su ventaja y éste mantuvo la calma sin expresar ningún tipo de emoción.
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Ancelotti dio también la oportunidad de debutar al central brasileño David Luiz, fichado al Benfica en el último día del mercado de invierno por 25 millones de euros, pero nada cambió.
Sin cesar en sus intentos, pero muy distinto al brillante Chelsea que arrancó la temporada, el plantel de Ancelotti padeció el resto del partido sin acierto y la afición del Liverpool pudo festejar el triunfo más deseado.
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