Los ingleses hicieron felices a los miles de japoneses que se acercaron a Yokohama con la camiseta de los "diablos rojos", deseosos sobre todo de ver a Cristiano Ronaldo, que con cada gesto mínimo causaba suspiros al unísono de todo el estadio.
Los ingleses estuvieron imperiales, como lo es un equipo que casi todos los años juega alguna final, y no marcaron más goles a causa de la noche mágica del cancerbero ecuatoriano Cevallos.
El partido pudo correr un curso diferente si a los 5 minutos de partido Campos llega a rematar a gol una falta tonta lanzada por Manso que los defensas ingleses no supieron resolver y que se había convertido en un regalo para los ecuatorianos.
Pero Campos falló y el Liga perdió la comba.
La defensa ecuatoriana era tierna y los cuchillos del Manchester, Tévez, Ronaldo y sobre todo Rooney, muy afilados.
El problema para los ingleses es que siempre pinchaban en hueso, es decir, en Cevallos.
El cancerbero ecuatoriano salvó a su equipo en varias ocasiones de goles cantados.
Por ejemplo en el minuto 21 cuando a Cevallos le fue suficiente con atosigar al delantero inglés, porque no podía hacer otra cosa en su intento de impedir que la vaselina se convirtiera en gol.
Tanto Tévez como Rooney lo intentaron varias veces con potentísimos disparos y el Manchester dominaba claramente.
Eso sí, no pasan 10 minutos sin que el Liga buscara portería.
Los ecuatorianos se encomendaron rápidamente a lo que se le ocurriera a Manso, el único jugador con saber hacer y fe para intentar agujerear la portería de Van der Saar.
La segunda parte comenzó con una sorpresa, la expulsión de Vidic, que obligó a Alex Ferguson a retirar a Tévez por Evans y a colocar a Ronaldo como único delantero.
A Rooney le tocó hacer de Giggs, pero seguía siendo la mayor fuente de peligro inglesa.
Los ecuatorianos respiraron con la expulsión y aunque seguían sin tener la iniciativa, por lo menos se permitieron un lanzamiento lejano de Manso que Van der Saar sacó con una estirada.
El Liga lo volvió a intentar cuando los ingleses le dejaron, primero con un tiro lejano de Araujo y luego con una oportunidad fallida de Manso.
Pero como el balón no entraba, llegó Rooney desde la izquierda y tras una jugada estática recibió el balón de Ronaldo y la clavó de un lanzamiento cruzado.
Manso pudo redimir el destino de su equipo a falta de pocos minutos para el final con un tiro ajustado a la cruceta pero que volvió a encontrarse con Van der Saar.
El Manchester ya era el campeón del mundo de clubes.
Yokohama (Japón)