Se trata de 22 menores que están en tratamiento en tres hospitales de Quito que llegarán hasta el estadio Atahualpa, donde se disputará el partido entre las dos selecciones andinas.
La Fundación "Cecilia Rivadeneira" desarrolla el programa llamado "Fuga de Ángeles" que auspicia salidas de los menores "para que tengan un día de carga de pilas y cuando vuelvan retomen la quimio con más optimismo y les sea más fácil asimilar el medicamento", dijo su director ejecutivo, el español Micael Noguero.
Apuntó que se "comprobó científicamente que tanto el optimismo como el tener metas en la vida aumenta las defensas".
"Nuestros niños darán un testimonio de su optimismo y contagiarán de fuerza a los jugadores de la selección mostrándoles que todo es posible si trabajamos en conjunto día a día para construir una sociedad más unida, optimista y solidaria", señala un comunicado de "Cecilia Rivadeneira", una entidad sin fines de lucro.
La Fundación trata de llevar a los niños a lugares que "guarden un recuerdo para toda la vida", dijo Noguero, quien está a la espera de una confirmación de que los menores también puedan acompañar a los jugadores al salir a la cancha para tomarse luego la foto oficial.
Por otra parte, Wilson Merino, el joven director de la fundación, deberá estar este 20 de junio en la capital española para firmar un convenio que permitirá a 15 niños ecuatorianos con cáncer visitar en septiembre el Bernabéu para jugar y departir con las estrellas del Real Madrid.
La Fundación del equipo merengue apoya desde hace algún tiempo el proyecto, que ha creado una escuela de fútbol donde se acoge a los hermanos de los niños con cáncer.
Y es que, según investigaciones de esta Fundación, son los hermanos de niños con cáncer el sector más vulnerable y afectado anímicamente por la enfermedad.
Levantar el ánimo de los hermanos también ayuda a los niños con cáncer y por eso mediante la escuela de fútbol, apadrinada por la Fundación Real Madrid, se intenta devolverles el "protagonismo de pertenecer al mejor equipo del mundo", señaló recientemente Merino.
Emilio Butragueño, un exjugador y ahora directivo del Real Madrid, ha estado un par de veces en Quito e incluso ha jugado con los niños de la escuela, que viste de blanco.
Merino contó a Efe que la Fundación lleva el nombre de su madre, Cecilia Rivadeneira, una mujer que padeció y murió de cáncer, pero que imprimió en sus hijos y allegados el ímpetu por ayudar a levantar el ánimo de quienes sufren la enfermedad, que por momentos parecen estar condenados también a la soledad y la tristeza.