"En 2010 ocurrió algo histórico, que superó a todos, con la realización de la primera Copa Mundial en África, que logró unas repercusiones fenomenales y jamás se insistirá lo suficiente sobre las consecuencias económicas de esta prueba reina", indicó Blatter.
"En 2004, cuando la competición fue asignada a Suráfrica, esta joven república de diez años buscaba su sitio en el tablero mundial contemporáneo y desde entonces el mundo ha tomado conciencia de la importancia de este país, y la propia Suráfrica se dio cuenta de su valor", explicó el presidente de la FIFA.
Además recalcó que en 2010 también se había producido la designación de las Copas del Mundo de 2018 y 2022, sobre lo que reconoció que se habían tomado "decisiones históricas en términos de geopolítica deportiva".
"Trasladamos la Copa Mundial a nuevos territorios. La de 2018 irá a Europa del Este, a la inmensa Rusia. La de 2022 irá a Oriente Próximo, a Qatar, en el mundo árabe, con lo que la Copa Mundial va a explorar otras culturas en otras regiones, y yo sólo puedo alegrarme de ello", reconoció Blatter.
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Aunque por lo que se refiere a las candidaturas perdedoras, Joseph Blatter reconoció que hubo decepciones, pero "puede que algunos quizás hayan olvidado que en el fútbol hay que aprender a ganar pero también a perder. Era una competición: unos han ganado y otros han perdido. Es normal", incidió el máximo mandatario de FIFA.