Pedrinho, en el primer tiempo, y Valber en los momentos finales del partido, dieron la victoria a los brasileños, dirigidos por Carlos Alberto, mientras que China, con el serbio Bora Milutinovic en el banquillo (muy querido en el país asiático por haber llevado al equipo a su única participación en un Mundial) logró el gol de la honra con una jugada en solitario de Gao Feng.
El encuentro, jugado en ocasiones casi a cámara lenta por el fuerte calor y humedad reinantes, ofreció más espectáculo por parte de los chinos, que soñaron en algunos momentos con ganar a las estrellas que admiraron en los 80 y 90, pero finalmente se impuso la lógica.
El equipo brasileño, donde también se reunió a Zetti, Viola, Ronaldao, Amaral, Roque, Junior, Serginho o Bruno Carvalho, viajó a Pekín para disputar el encuentro homenaje que por estas fechas suele acoger el Estadio Olímpico (más conocido por su apodo de "El Nido"), con el fin de conmemorar el aniversario de los Juegos Olímpicos de la capital china, en agosto de 2008