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Con “L” de lamentar

Es recurrente que llegue tarde a todo, es el gusto exquisito que desarrollé a no estar a la moda nunca. Mi mamá, en su infinita sabiduría me acusa de rebeldía, mi papá en su infinita siesta de la tarde solo ríe. Ni rebelde, ni snob. Simplemente impuntual. (Aunque eso de la moda si me parece una soberana pendejada). A la moda o no hay algo que siempre haré y es defender a mi tierra, mi Cali bella, pero sin caer en la estupidez de pelear con otra persona por regionalismos. Las regiones, que gracias a El Creador, en nuestra patria son variadas y abundantes, hacen que el desarrollo se multiplique por la competencia implícita entre ellas, competencia, ojo, no rivalidad. Las regiones hacen que nuestra cultura sea rica y que entre esas diferencias vayamos creciendo en una amalgama completa. No somos todos iguales, menos mal. Que si caleño, paisa, bogotano o costeño. A mi me da lo mismo, finalmente nuestra raíz es la misma: tribus indígenas promedio y lo no menos promedio de España. Somos tan iguales que sabemos identificarnos unos a otros, sin escucharnos, cuando estamos fuera del país, porque, que tristeza, ahí si somos todos sin distinción “hijos del país del Sagrado Corazón”. Cali hace un esfuerzo por organizar unos Juegos Mundiales y, no quiero exagerar pero así se vio y sintió, los medios reconocidos de la capital los tomaron como un concurso de rayuela o un campeonato de “metegol-tapa”. Solamente, corrijánme por favor si estoy errado, una vez vieron que a la ceremonia de inauguración vino el presidente del COI le empezaron a dar minutos. Tristemente esos minutos, aún escasos, pasaron a un segundo plano por la rechifla al presidente Santos y, más recientemente, por un irreparable e injustificado error de ortografía en las medallas. De lamentar, sin lugar a dudas, que por no revisar un texto Cali y Colombia hayan sido expuestas al mundo por lo que somos: generalmente incultos. De lamentar, que no sé hasta cuándo será, que gente de otras regiones haya destruido a los caleños por eso y le hayan restado peso a los Juegos, al logro que eso significa para la región, para el país. Y, de lamentar, y es lo mas triste, que nosotros, caleños hechos y derechos, hayamos caído en el juego de responder y no mostar hidalguía y civismo. Mientras tanto los deportistas, si porque el que no sean olímpicos no les quita lo deportistas, están felices con Cali, con su gente, con el trato recibido, con las facilidades para desempeñar sus actividades, con el ambiente en cada escenario…los extranjeros enseñándonos, una vez mas, que lo nuestro vale mucho mas. En fin, y para cerrar, un error se comete, se acepta, se explica, se corrige y tras él se ofrecen excusas. Punto. Este no es un fallo cualquiera, es mas, es un fallo inadmisible y si, una vergüenza pero, de lo malo lo bueno,  gracias a él. Los juegos tienen más atención. Se demostró, merced al lamentable esbirro, la poca o ninguna unión nacional y, claramente, que en Colombia, todos, a los hijos de los mismos indios y los mismos españoles de poca monta nos encanta unirnos para destruir pues el bien ajeno es el mal propio, ¿ o no paisanos? Por: Germán Salcedo C. En Twitter: @germanchos

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