Tigre fue notificado de que podría sufrir "multas económicas" y la "inhabilitación de su estadio por un número determinado de partidos", sanciones que también podrían recaer sobre el equipo brasileño.
El comité ejecutivo de la Conmebol pasó el caso a la recién creada Unidad Disciplinaria que, a su vez, dio a Tigre un plazo hasta el próximo 23 de enero para que "formule las alegaciones y proponga las pruebas que en su defensa estime convenientes".
Durante el entretiempo de la final, la delegación argentina aseguró que sus jugadores sufrieron agresiones físicas de agentes de seguridad privados del Sao Paulo.
El equipo argentino no volvió a la cancha y tras una larga espera, el árbitro chileno Enrique Osses terminó el encuentro, y el Sao Pablo, que ganaba por 2-0, se coronó campeón de la Copa Sudamericana 2012.