La jugada más conflictiva llegó poco antes del final de los 90 minutos reglamentarios, con empate a dos goles, cuando el defensa blanco cometió una falta y el árbitro, el zambiano Janny Sikazwe se echó la mano al bolsillo para mostrarle la tarjeta amarilla, que hubiese supuesto la segunda y la expulsión del capitán, con lo que el Real Madrid hubiese disputado la prórroga en inferioridad numérica. Sin embargo, el colegiado se echó atrás y no enseñó la segunda amarilla a Ramos, que pudo jugar la prórroga, en la que dos goles de Cristiano Ronaldo acabaron decidiendo el título.
"Considero que al árbitro le faltó valentía", respondió Ishii en conferencia de prensa, aunque no quiso ir más allá en sus críticas.
Sobre el partido, Ishii destacó que su equipo "no se lo puso fácil al Real Madrid y la diferencia no fue grande". "La final se decidió por pequeños detalles, por eso da más pena".
Finalmente, Ishii deseó que el torneo que ha hecho su equipo sirva para "mostrar el desarrollo del fútbol japonés" y expresó su deseo de "volver el año que viene (al Mundial de Clubes) como campeones asiáticos".
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