Seis disparos se llevaron, el 2 de julio de 1994, al defensor de la Selección Colombia y Atlético Nacional. Una escena de terror que aún hoy enluta a nuestro deporte y a todo un país.
Este domingo se conmemora el aniversario número 23 de la trágica muerte de Andrés Escobar, un nombre que el país jamás debería olvidar y un hombre al que el fútbol tendría que imitar, dentro y fuera de las canchas.
Aquel 2 de julio de 1994, el deporte colombiano sufrió la pérdida más dolorosa de su historia. Lo fue por la persona que representaba el defensor antioqueño y por la clase de futbolista que era. Su apodo, el ‘Caballero del fútbol’, lo definía con exactitud.
Escobar estuvo dos veces en el lugar y momento equivocados. Una en la cancha y la otra en el lugar de su muerte. La primera, el 22 de junio de 1994, en el Mundial de Estados Unidos, cuando en el juego frente al local, en el minuto 35 del primer tiempo, trató de despejar un centro rastrero y terminó desviándolo hacia su propia portería. Fue una escena de horror: su pierna derecha estirada tocando el balón, su cara es espanto al ver el destino final de la pelota, sus dos manos buscando la cara para lamentarse, su cuerpo tendido en el área, sus pasos lentos tras levantarse, su mirada perdida queriendo no ser encontrada…
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En ese compromiso Colombia perdió 2-0 y quedó eliminada del torneo. Aún hoy se comenta que aquella jugada desencadenó el asesinato de Andrés por parte de apostadores, pese a que la justicia juzgó y condenó en su momento al confeso asesino, el conductor Humberto Muñoz, a 43 años de cárcel (pero sólo pagó 11, pues quedó libre en 2005).
Según Muñoz, en la madrugada del 2 de julio de 1994, le disparó seis veces al jugador casi que por “inercia” al reaccionar ante un cruce de palabras entre el futbolista y sus patrones en un parqueadero a la salida de una discoteca. Era la época de la Medellín de narcos, de bombas y de sicarios en cualquier esquina. También se convirtió en la Medellín que vio morir a un ídolo nacional y nacer, al mismo tiempo, a un mártir del fútbol y la violencia.
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Escobar no pudo debutar con Milan, equipo al que tenía que presentarse días después si la muerte no lo hubiera sorprendido. El país lo lloró con rabia hace 23 años, y lo recuerda hoy con nostalgia. Colombia no puede olvidar su nombre y las futuras generaciones deben aprender que alguna vez existió un futbolista que jugaba como si tuviera corbata: el ‘Caballero del fútbol’, Andrés escobar.
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