Los inicios de año son sinónimo de cambio, renovación, esperanza y ambición por nuevos proyectos. No importa que muchos de estos deseos, como la intención de bajar de peso, duren solo hasta marzo, lo que importa es la intención. Como hincha de Atlético Nacional hubiera deseado empezar el año 2013 con esos sentimientos de expectativa positiva hacia lo que pueda hacer mi equipo en el primer semestre del año. Me encantaría tener esa sensación, esa seguridad de iniciar el torneo con un equipo que va a borrar ese sinsabor con el que terminamos el 2012. Pero no, la realidad es cruda, el sinsabor se mantiene, la incógnita sigue y uno en su corazón de hincha mantiene esa triste sensación de no ser importante para quienes hoy manejan el club. Eso sí, una cosa no cambia: para los abonados, las sombrillas siguen llegando a granel, un fiel ejemplo de lo que es nuestro club hoy. Últimamente veo que a los hinchas de Nacional nos acusan de inconformes por todo. Incluso en una columna que hice para @blogverdolaga, una vez hablé del tema. Creo que a veces uno se deja llevar por las calenturas, cae en argumentos blandos y termina en el mediocre concepto del hincha que no tiene ni idea de lo que habla. Se queda todo en charlatanerías. Pero la otra cara de la moneda indica que la grandeza de Atlético Nacional va de la mano de una hinchada que le exige no ser inferior al reto de su historia. Que el hincha exija es válido, válido hasta que el mismo hincha transgrede la barrera de lo civilizado y cae en vandalismos e irrespetos tontos. Dentro del marco de la decencia, creo yo, el hincha puede exigirle a su equipo lo que quiera. Es parte de las reglas de juego de la relación hincha-equipo. Yo me siento inconforme, no es algo de hoy, la cosa viene de años atrás. Es una sensación que el título del 2011 anestesió por momentos y que la Superliga y la Copa Postobón no le hacen mella. La ecuación lleva a lo mismo: en Nacional no se están haciendo las cosas bien. Mi argumento no se centra en que en el pasado todo era mejor y ahora todo es peor. No, en el pasado hubo embarradas administrativas del tamaño de la Vía Láctea e igual trajeron troncos, eso pasa y no dejará de pasar. Lo que más me preocupa, lo que busca tapar esa gigante sombrilla que hace rato abrieron los directivos (llámese Lizarazo, Zurek, Marulanda, De La Cuesta, el que sea), es la pérdida de la mística y la identidad del club. Es una secuencia en cadena. La voz del hincha. Poco o nada se tiene en cuenta. Miremos los precios de la boletería frente al nivel del equipo, es cuestión de entender el bolsillo del hincha humilde que siempre acompaña, la baja en las asistencias o lo que se dice en las redes sociales o en la calle. Son síntomas claros que en las oficinas de la sede del equipo no ven. O si ven, pero no sé si es por soberbia, incompetencia o pereza, no se quieren solucionar. El manejo con los ídolos. De nuevo se abre la sombrilla para que reboten preguntas como: ¿Por qué no se acercan a los ídolos para que aporten con sus experiencias y enseñanzas? ¿Por qué no costear su capacitación para que sean los técnicos y/o asesores del futuro del equipo? ¿Por qué no tener cerca, del lado del club, a los hombres que forjaron su historia e identidad? Más aún cuando hoy está muy perdida. Preguntas que rebotan en la sombrilla… El cuerpo técnico. Osorio va a completar 9 meses en el cargo y por lo menos yo (y creo que la mayoría de ustedes) no entiende sus decisiones, su metodología y su filosofía. Me pregunto: ¿Atlético Nacional debe adaptarse a Osorio? U ¿Osorio debe adaptarse a Nacional? Creo que el término medio entre la respuesta de estas preguntas es el camino indicado. Por ahora lo que veo es que Osorio impone, Marulanda asiente, De La Cuesta se ocupa de los números y el hincha padece. Pongo de ejemplo a Millonarios. Contrató a cuatro jugadores y se desprendió de varios importantes, pero uno percibe que hubo planeación, que estudiaron cada nombre en aras de buscar un beneficio y dejaron a la hinchada conforme para pelear por la Libertadores y defender el título del 2012. Yo en Nacional no veo eso. Veo sí una nómina de respeto, veo que no se desarmaron (si Macnelly se iba no estaría escribiendo estas palabras) pero lo que trajeron no colma, no llena. Neco llega a pelear el puesto con Armani y Bonilla. La verdad creo que sobraba su contratación. Sherman Cárdenas es una esperanza que no ha sido, no cuajó en Millos, no cuajó en Junior y ojalá cuaje en Nacional. Pero a un jugador de este tipo Nacional lo compra y le hace un contrato por ¡tres años! De verdad, ¿eso es sensato? Yo no lo creo. Diego Arias sí me llena. Creo que va a dar mucho más de lo que poco o nada que dio Jhersson Córdoba. Ahí acertaron. Ahora estamos a la espera de un delantero. Se habla de Juan Pablo Ángel. Creo que fue un referente del club en la campaña del 94, un jugador que dejó huella, no es ídolo, pero aportaría mística, buen ambiente, experiencia, consejo, ayudaría a recuperar identidad, genera taquilla, pero ¿fútbol? ¿Es el delantero que necesita el equipo? Está Duque por recuperarse y está Uribe, veo que lo que necesitamos es un delantero de velocidad, gol y desborde. Ángel a sus 37 años ya no ofrece eso… Empieza el torneo, los hinchas estamos llenos de dudas. A Osorio el margen de paciencia que le dimos ya se le acabó, Nacional debe jugar bien y pelear arriba en la tabla. Los jugadores deben ser dignos de la grandeza del club y la inversión que hace. Nosotros los hinchas llevaremos las 4 o 5 sombrillas que nos siguen dando por el abono. Sombrillas que no usamos para tapar los errores, las usamos para alentar y protegernos del sol y de la lluvia. Somos más prácticos. *Este texto también aparecerá publicado en www.blogverdolaga.com Seguir a @poterios
Actualizado: enero 25, 2017 02:48 p. m.