El encuentro fue suspendido cuando se llevaban jugados sólo 8 minutos del primer tiempo en el estadio Olímpico de Roma y posteriormente el colegiado, Andrea di Marco, decidió aplazarlo definitivamente ya que continuaba lloviendo sobre la capital italiana.
A pesar de los telones que había cubierto el terreno de juego hasta media hora ante del inicio del encuentro, el césped apareció desde el primer momento en pésimas condiciones y fue empeorando debido a la incesante lluvia.