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Fútbol colombiano sin papel higiénico

Siempre hay una primera vez y la mía en el estadio Centenario de Armenia fue el pasado sábado de Semana Santa. Jugaban Quindío, que no conocía la victoria en el torneo, frente al Real Cartagena más gélido de los últimos tiempos. Ir al estadio en esas condiciones, sin ser hincha de esos equipos, es un acto de valor más que de pasión. Fue entonces cuando advertí dos situaciones de las cuales vale la pena hacer esta mención. La primera es que resulta inaudito que el aficionado no pueda comprar las boletas en el estadio el mismo día en el cual se va a realizar un partido que no supone ningún riesgo mayor de orden público (en los demás casos es entendible). Y la segunda es aún más menesterosa: que las personas que se animan a pagar por ver un cotejo de este tipo tengan que cancelar más dinero dentro del estadio para poder usar los baños. Sobre el primer punto aclaro que éramos unas 10 personas en la misma situación y que casi todos optamos por la solución más asequible, aunque no la más indicada: comprar la boleta revendida. En mi caso, 20 mil por una boleta de Oriental que en realidad costaba 15 mil. Lo demás puede sonar hasta anecdótico, pero no por eso deja de ser una afrenta para el aficionado. Pagar 400 pesos más por entrar al baño en el estadio (sin que eso signifique papel higiénico en mano para una emergencia) sí representa un abuso. No fue mi afán (no tendría por qué esconderlo) y tampoco importa el monto, por si acaso. Todo es como ir a un restaurante y que le cobren a uno por usar los cubiertos. Me voy imaginando otros atentados a los aficionados, algunos ya de antaño, en los estadios de Colombia. En El Campín los precios de los parqueaderos informales son ridículos, tanto como el precio de algunos comestibles. Las condiciones de otros, como el Plazas Alcid, son lamentables. Así podríamos seguir, cada quien relatando sus propias experiencias. O mejor: sus propias desavenencias. Al final, lo bueno es que se gozó el primer triunfo del Quindío en un estadio que quedó muy bien  remodelado . Como mínimo, cambió para bien de fachada. Y el partido pareció uno de esos emotivos juegos de torneos universitarios en los que uno grita a favor y en contra sin razón alguna. Casi al mismo nivel de la generalidad del campeonato colombiano. En Twitter: @javieraborda

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