Vamos a decirlo directamente: Alianza petrolera no es un rival fácil, tiene buen trabajo táctico, es peligroso en el contragolpe y está bien parado, pero Once Caldas le ganaba bien gracias a los goles de Rafael Peñaran a los dos minutos de juego y el de Johan Arango que, conseguido al 74, parecía definitivo.
Sin embargo el sinónimo del equipo de Flabio Torres este semestre es "irregularidad" y la palabrita, convertida en una forma de vida, en un estilo de juego, le pasó factura en sólo cinco minutos.
Hagamos el recuento: minuto 40 de la segunda parte, Yeison Estupiñán aprovecha la pasividad en marca de un equipo que parecía haber creído que el partido duraba cinco minutos menos, y descontó para Alianza que, a diferencia de su rival, sabe que los partidos sí duran 90.
Por eso empató, porque Once Caldas dio por terminado el partido con el 2-0, no supo guardar el resultado y no supo responder anímicamente al envión santandereano que le sirvió para el 2-2 al 88 gracias a Rafael Carrascal, el referente de la visita que le dio un punto valioso en su lucha contra el descenso.