En el duelo disputado en el mítico estadio de Wembley, ingleses y alemanes no se sacaron ventaja, aunque los dos equipos probaron variantes de cara a la participación en el Mundial de Rusia 2018.
En el mismo estadio en el que hace 51 años los ingleses levantaron su único Mundial ganando en una recordada final a los germanos, el duelo entre estos dos clásicos del fútbol europeo acabó en tablas.
Alemania puso el fútbol y las mejores ocasiones de gol, pero fue incapaz de perforar el arco inglés. Los locales también buscaron un triunfo de prestigio, pero tampoco pudieron superar a una ‘Mannshaft’ que se defendió muy bien con el balón.
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Este tipo de partidos deben servir para probar cosas de cara a la cita mundialista y así se lo tomaron ambos seleccionadores.
El inglés, Gareth Southgate, privado de numerosos titulares, puso un once inicial lleno de novedades, como la presencia de los jóvenes Jordan Pickford en el arco, el centrocampista Ruben Loftus-Cheek y el delantero Tammy Abraham, haciendo compañía a Jamie Vardy.
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Su homólogo alemán, Joachim Löw, fiel a su estilo de juego identificado con la posesión del balón y el fútbol colectivo, experimentó con una defensa de tres (Ginter, Hümmels y Rudiger), mucho poder ofensivo (Kimmich, Gundogan, Ozil, Werner, Sané y Draxler) y un debutante, el jugador del RB Leipzig Marcel Halstenberg por el carril izquierdo.
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La ‘Mannschaft’ dominó el balón, llevó el ritmo del partido y contó con las mejores ocasiones de gol, sobre todo en la primera parte (Sané en el 25, Werner en el 22 y 39), ante unos ingleses que fueron más incisivos tras la pausa y que tuvieron sus oportunidades con un cabezazo de Vardy (49) y un disparo alto de Jesse Lingard en el descuento (90+3).