En la rueda de prensa posterior al choque, que acabó con empate 1-1, Mourinho aseguró que había "una campaña para influir a los árbitros" en contra de su equipo.
"Los medios de comunicación, comentaristas y otros directivos ejercen una presión sobre los árbitros. Hay una campaña contra el Chelsea. No sé por qué y no me importa", dijo entonces el preparador del equipo londinense.
El antiguo entrenador del Real Madrid lamentó que el árbitro del choque, Anthony Taylor, no concediera un penalti sobre el centrocampista español Cesc Fábregas, quien vio la tarjeta amarilla por simular, después de haber sido zancadilleado por el defensa Matt Targett.
"Todo el mundo sabe que fue penalti. El árbitro se equivocó. La gente comete errores y él cometió un gran error. Es un buen árbitro y un buen tipo; es joven, tiene años y años de fútbol por delante. Pero es un gran error", aseguró Mourinho.
"En otros países en los que he trabajado esto sería noticia de portada", agregó Mourinho, quien calificó la decisión del árbitro como un "escándalo absoluto".
El técnico portugués tiene hasta el martes 13 de enero para apelar la acusación de la federación inglesa.