Aparecen las estadísticas, las figuras, las plazas, el calendario y las nóminas de los semifinalistas para argumentar posiciones, sin embargo, el aspecto mental puede ser el que defina al finalista este semestre. Es así porque hablar de favoritos es casi una tontería. Los equipos colombianos son a la larga del mismo nivel y los que se aprecian superiores por sus nóminas no lo han demostrado en la cancha. Nacional, que hace apenas días fue campeón de la Copa Postobón, sólo ganó dos partidos de la Liga en casa. En cambio, Millonarios, con aparentes nombres inferiores a los pagados por Ardilla Lulle o a los que tiene Junior, dominó a su antojo el campeonato y se superó a sí mismo para representar dignamente al país en la Sudamericana. La mejor prueba del vaivén local es que Santa Fe, el campeón, no fue capaz de clasificar. Además, el juego de todos es generalmente muy similar, timorato y poco agresivo. Por si fuera poco, gracias al sistema del torneo, el trabajo de todo un semestre se puede ir a la borda en un partido. Ese lugar común toca repetirlo, al igual que la frase de Valdano que dice que “el fútbol es un estado de ánimo”. Perder el primer juego en casa en los cuadrangulares podría resultar definitivo porque se nos hace muy difícil renacer desde la adversidad. Por eso es que la capacidad mental se hace determinante para aspirar a la final y al título. La fortaleza para asumir retos y superarlos es el quid, contando por supuesto con la vocación de los técnicos y la calidad de los jugadores. Conociendo las naturales diferencias que existen entre unos y otros, no existe ningún equipo todopoderoso en Colombia. Hay muchas pruebas de ello. Tolima, otra vez, se presenta como el mejor conjunto del año y no es “favorito” porque su capacidad mental para superar instancias definitivas es inferior a la de sus rivales. Millonarios, al contrario, se ve mucho mejor porque fue capaz de pasar la página del 8-0 ante Real Madrid, aunque también hay que decir que el técnico Hernán Torres ha ganado cinco fases de “Todos contra todos” y nunca fue campeón. Junior, más allá de Teo, Dayro y Giovanni, cree en el apoyo de su gente en Barranquilla para disimular lo tanto que le cuesta jugar fuera de casa. Y Pasto, por si acaso, se ve cansado. Será su cabeza la que le posibilite resucitar anímicamente después de perder dos finales (valoradas) en poco tiempo con una nómina menor a la de los otro siete semifinalistas. Neuronas En el otro cuadrangular, el renacer de Medellín y no su juego es lo que hace ver al conjunto del “Bolillo” Gómez como candidato. El DIM, con siete puntos conseguidos en las tres últimas fechas, llega con pie fuerte a las semifinales y en un estado de ánimo envidiable. Lo mismo pasa con Nacional, que poco convence en el Atanasio pero está en ascenso. De hecho, es uno de los equipos que solo ha perdido dos juegos en este torneo (junto con Junior e Itagüí). Les ayuda a estos equipos que jugarán casi siempre en Antioquia. Itagüí, que hace parte del grupo paisa, parece distraído por la posible marcha de Leonel Álvarez al Cali y La Equidad, que viene de menos a más, como siempre, tendrá que sacudirse desde su entrenador Alexis García de las caídas que ha lamentado en finales. El conjunto capitalino deberá trabajar mentalmente para no sucumbir ante la jerarquía de sus contrincantes. Equidad, Tolima, Itagüí y Pasto están en completa capacidad de ganar. Es nuestro fútbol. De ellos depende creer que son mejores que el resto. A partir de esa posición mental pueden comenzar a labrar su propio camino, de lo contrario, saldrán inmisericordemente eliminados. Son válidos los números, las estadísticas y los datos. No hay objeción ante tal realidad. Hay mejores nóminas que otras y técnicos más calificados, pero el fútbol se juega con los pies y también con la cabeza. El problema es que a veces el ADN colombiano muestra que el talento se desperdicia o se pierde porque simplemente pensamos mal lo que debemos hacer. Al margen: Nos quedamos sin goleadores en el rentado local. Henry Hernández, del eliminado Cúcuta, lidera la tabla con 9 tantos y le sigue Germán Cano, del DIM, con apenas 7. Será difícil superar los 13 de Robin Ramírez el semestre pasado e imposible igualar la marca de 18 de Jackson Martínez con el Medellín en 2009 II. Seguir a @javieraborda
Actualizado: enero 25, 2017 02:44 p. m.