"Nunca viví algo así. El uruguayo Eugenio Figueredo (secretario de la Conmebol) vio la sangre, el cuarto árbitro también vio todo. Se filmó lo que estaba pasando y no hicieron nada", dijo el técnico bonaerense.
"Les pegaron a los jugadores. A Albil (portero) le apuntaron con un arma. Algunos estaban con contusiones, otros cortados, una situación que yo nunca viví, y de la Asociación Argentina (AFA) nadie me llamó", aseguró.
Los jugadores del Tigre se quedaron "a la buena de Dios" en el estadio Morumbí, afirmó este jueves el centrocampista Martín Galmarini.
El partido se suspendió con un resultado de 2-0 durante el descanso debido a que los futbolistas del Tigre se negaron a jugar la segunda parte por "falta de garantías" tras denunciar que habían sido agredidos por agentes de seguridad en la zona de los vestuarios.
"Creo que tomamos la decisión correcta de no salir a jugar el segundo tiempo. Teníamos la sensación de que podía pasar cualquier cosa. Nos sentíamos a la buena de Dios. Una cosa es un palazo, pero otra es cuando ya sacan un arma. Estaba todo orquestado", dijo el futbolista al llegar este jueves a Buenos Aires.
"Esto es una vergüenza que terminó de la peor manera. Nos da una tristeza enorme no haber finalizado el partido y no poder saludar a nuestros hinchas, que hicieron un gran esfuerzo para poder viajar hasta Sao Paulo", comentó.
"Antes de que decidiéramos no salir a jugar el segundo tiempo, los brasileños ya estaban dando la vuelta olímpica. Espero que alguien tome cartas en el asunto pero me imagino que sancionarán a Tigre, porque es un club pequeño, y no al Sao Paulo", agregó.
Galmarini expresó: "No me quiero imaginar qué hubiese pasado si marcábamos un gol", mientras que el defensa Mariano Echeverría reconoció que tanto los jugadores, como sus familias y los hinchas lo pasaron "mal" en Brasil.
"Volaban maderas, no sabíamos quiénes eran los que estaban armados, a (Damián) Albil le dieron un culatazo en el pecho" durante el descanso, precisó.
"La Policía nos mandó a palazos al vestuario y mientras ellos alzaban la Copa, a Galmarini le estaban practicando una sutura en el brazo", indicó.
"Nos respetaron muy poco. En la cancha estábamos perdiendo y nos hubiésemos ido con la frente en alto con el segundo puesto, pero lo que no podemos aceptar es que te apunten con un revólver en el pecho y te caguen a palos", añadió.