Advertisement

Advertisement

Advertisement

Advertisement

Push Gol Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
No, gracias.
¡Claro que sí!

Advertisement

Gol Caracol Resultados de fútbol

Resultados de fútbol

  • Gol Caracol

    La nueva incorporación del Burdeos sufrió una dura entrada del jugador del Lorient Didier Ndong y seguramente será operado de urgencia para reimplantársela. Ojo a las peores leisones.

  • Gol Caracol

    A veces es por culpa de la publicidad invasiva y otras por un sponsor que se pasa de creativo, lo cierto es que estos son los uniformes más infames de la historia.

  • Gol Caracol

    Pocos tienen conocimiento amplio de su trayectoria como jugador y entrenador; al contrario, muchos no tenían ni idea de quién estaba realmente sentado en el banquillo de los lusos. Sin embargo, él desde siempre ha sido conocedor no solo de cada una de la historias de sus jugadores, sino también del lugar dónde está ‘parado’. Voy a intentar explicar el por qué Fernando Santos no solo merecía ganar un título de semejante importancia, sino también por qué él fue la verdadera figura de la Portugal campeona de Francia 2016. A sus 61 años de edad, Santos ha sido exitoso con los tres grandes equipos de su país, lo mismo ha hecho en Grecia, desde el banquillo del AEK, Panathinaikos y PAOK. Ni hablar de su influencia en la selección griega y la histórica participación en el Mundial de Brasil 2014. El luso es conocedor de la fisionomía de los jugadores que dirige. Sabe de dónde vienen, qué les gusta, cuál es su tope como futbolistas y sobre todo conoce cómo tratarlos, ganarse su confianza e inspirar respeto por sus decisiones. Este es el primer punto de su éxito. Poder manejar un camerino con Cristiano Ronaldo como jefe y tenerlos a todos contentos y al CR7 feliz y cómodo, es todo un reto. En su vestuario no existe el egoísmo, no hay rencor y siempre se habla de nosotros, de muchos, de todos. Nunca de uno solo. Ver a Cristiano dar charlas motivacionales, apoyar desde la distancia a sus compañeros de equipo y proponerles la forma de hacer bien las cosas sin que él esté incluido en el plan, es algo que nunca antes visto. Aplausos para él y para su entrenador que supo cómo manejar su personalidad, sus caprichos, su manía con su propia imagen y la enfermiza obsesión de demostrar que es superior para romper récords personales. Convirtió a un crack como Ronaldo, en un jugador de equipo y no obligó al equipo jugar por el individuo. Punto dos: Fernando Santos es un convencido de la teoría de si no puedes ganar un partido, por lo menos no lo pierdas. Y cuando vuelves a este dogma en tu estilo de vida, las cosas empiezan a darse solas. Sus equipos han sido de todo menos flojos, vagos, perezosos. Al contrario, se corre hasta sudar la última gota de sudor que puede extraer el cuerpo, se piensa hasta que la cabeza se estalla y se ejecuta sin miedo, sin temor, sin dudas, sino con convicción, con carácter y determinación. Así se gana en los penaltis, así se gana en la prórroga y así se superan los obstáculos y las adversidades. No es cuestión de suerte. Así como tampoco fue cuestión de suerte el campeonato de Grecia en 2004, con Otto Rehagel como técnico, otro un maestro de la estrategia y la disciplina deportiva. Punto tres: Sacrificar su imagen por el pro de un equipo. Santos siempre ha sido silencioso y sencillo. Alejado de la polémica, de las declaraciones, la prensa, las portadas. Santos ha preferido que le den palo con las críticas de su falta de protagonismo, incluso de juego vistoso, atractivo, y con resultados responder y decir: “espero que el domingo vuelvan a decir que ganamos inmerecidamente”, por ejemplo. Sabe que en el fútbol se trata de respetar y ganar, punto. Nunca queda en la historia el ‘casi’ y después de treinta años el hecho que Gignac se sacó en el área chica a un defensa y el palo le negó el gol, o que Griezmann tuvo para hacer tres o que Alemania jugó un partido idéntico como contra Brasil en el 7-1 en el Mundial de 2014, pero que no le entró el balón nunca. No. Solo queda escrito el resultado final y el título. Fernando Santos tuvo bajo su mando la Portugal menos favorita de los últimos 20 años. Pero los sacó campeones de Europa por primera vez en la historia del país. No tuvo a Vitor Baia, no tuvo a Rui Costa, Figo, Pauleta, Maniche, Andrade, Deco, etc. No, él solo tuvo a Cristiano Ronaldo, a Pepe, a Nani, a Quaresma, a Joao Mário y Renato Sanches de 18 años, con el que además hizo un trabajo formidable en su formación como futbolista. No necesita de figuras, no las quiere, él trabajó con el equipo en su máximo esplendor. Construyó una Portugal despreocupada por su forma de jugar, su imagen y los comentarios de la prensa. Fue un equipo que los mismos lusos no creyeron que iban a lograr algo importante en esta Eurocopa y menos cuando clasificaron de la fase de grupos como terceros. Pero ahí siguieron, fieles en su plan, que al final les ofreció el mejor néctar de su historia, una fiesta para ellos, en tierras ajenas, con recursos de otros. La lección que le dejó Grecia a Portugal en 2004, fue en el 2016 el dogma de los compatriotas de Vasco da Gama. Un triunfo merecido, trabajado y plenamente justo, no desde lo futbolístico, pero sí desde lo filosófico, todo por seguir una idea de vida, de principio a fin. Por: Constantinos Papailias // Twitter: @locogreek

  • Gol Caracol

    Llegamos como animadores y hasta con el rótulo de favoritos a la celebración de los 100 años de la Copa América. Llegamos con la ilusión de mantener la imagen lograda en el mundial de Brasil 2014, inclusive el mantener la estampa de equipo sólido y fuerte mostrada en la última aparición en las eliminatorias suramericanas camino a Rusia 2018 donde con superioridad le ganamos al líder, Ecuador. Sin embargo el balance dejado por nuestra selección después de 5 partidos es triste, sombrío y lleno de dudas, de cara a lo que viene para el combinado tricolor. Muchos objetivos fueron planteados para este certamen. Sin duda el más importante de todos era el aprovechar este torneo corto para medir, probar y afianzar un recambio que viene exigiendo la selección, al igual que preparar algunos jugadores para el próximo compromiso olímpico en Brasil. Otro objetivo planteado fue el generar memoria de juego y aprovechar este mes de tener disponible todos los elementos para trabajar desde lo táctico para ensayar variantes, módulos, repeticiones y afianzar sociedades. Otro objetivo fue el mantener el nivel para llegar a las eliminatorias que se reanudan en septiembre con un estado óptimo y permitir seguir peleando por un cupo al próximo mundial. Sin embargo, después de estos 5 partidos las reflexiones y las preocupaciones son demasiadas. La primera de todas y la que más angustia arroja: El fútbol generado. El balance es pobre: cinco partidos jugados, dos ganados, uno empatado (Definido a favor en la definición por tiros desde el punto penal) y dos perdidos. Seis puntos de quince posibles, 40% de efectividad y la idea de juego e identidad del equipo, venida de más a menos con cada partido jugado. La segunda preocupación: Los errores del cuerpo técnico quienes se equivocaron al tener una corta convocatoria. En momentos de angustia en algunos pasajes de los partidos jugados, si se miraba hacia el banco para buscar una solución inmediata para mejorar el tránsito de los mismos, no la había, tan escasa como el fútbol propuesto. Muchos nombres quedaron por fuera de la convocatoria y muchos de los tenidos en cuenta no dieron la talla: Marlos, Dayro Moreno, Frank Fabra, Carlos Bacca, Edwin Cardona. Tercera preocupación: las Decisiones técnicas. El experimento ridículo ante Costa Rica al poner 10 jugadores que jamás habían jugado juntos y el planteamiento de juego ante Chile,con un módulo 4-1 4-1 contando con un solo recuperador y todos tirados al ataque dejó mucho qué desear sobre la lectura de los partidos y el estudio del rival antes de enfrentarlo. Pékerman hace mucho tiempo no dirige bien, no lee bien, no ejecuta bien los cambios y no selecciona bien. No todo puede ser negativo en este periplo por Estados unidos. Podemos hablar de varios puntos valiosos desplegados en esta participación. El primero y más fulgurante: Arquero es lo que tenemos. David Ospina es lejos, el mejor jugador de la Selección. Es increíble que a pesar de no ser titular en su actual club y el haber tenido una temporada tan irregular, en cada actuación refleje su profesionalismo y calidad demostrando que está intacto. Segundo punto valioso: La pareja de centrales, si bien tuvieron algunos momentos de desconcentración, creo que se afianzan en sus puestos. Tercer punto: Daniel Torres. Pedido a gritos para estar en la selección mayor, fue uno de los más regulares en su actuación. Su sacrificio, entrega y amor propio lo hacen ver como dueño del medio campo y de su puesto. A su lado puede jugar cualquiera, sea Carlos Sanchez, Sebastián Pérez o Guillermo Celis. Cuarto punto: Roger Martinez. Fue el mejor jugador ayer contra Chile. Rápido, movedizo, encarador y valiente, con movimientos muy interesantes que denotaron poder ser un muy buen refuerzo en la delantera. Por último mencionaría el pundonor y liderazgo de James Rodriguez. No fue su mejor actuación pero su entrega y sacrificio contagia para ir por más, como ocurrió ayer donde, a pesar de ir perdiendo casi desde el vamos, el equipo mantuvo la actitud de ir a buscar el partido. Sólo queda respirar, reflexionar y trabajar. Por ahora, concentrarse en lograr el tercer puesto en esta edición conmemorativa, para igualar por cuarta vez nuestra mejor actuación en este certamen lograda sólo en 1987, 1991 y 1995 y confiar en este cuerpo técnico que ya demostró que con una excelente planeación y buenas decisiones se puede mejorar en el juego para así enderezar el camino hacia el verdadero objetivo, calificar al mundial de Fútbol Rusia 2018. Por: Iván Liévano // Twitter: @ivanlievano

  • Gol Caracol

    El exinternacional noruego, que militó en el Mónaco, el Liverpool y la Roma entre otros, anunció este lunes que dejaba la práctica activa del fútbol profesional.

  • Gol Caracol

    El futbolista argentino se despidió de las canchas este miércoles luego de coronarse campeón con el Basilea de Suiza.

  • Gol Caracol

    Minuto 95 del partido, Andrés Ibargüen gambetea a varios jugadores de Rosario Central, levanta el balón, Henríquez la baja de cabeza y Orlando Berrio anota el agónico gol que le daba la clasificación a Nacional a semifinales. Allí se desató la parte negativa que despierta el fútbol en los suramericanos. Los argentinos siempre han sido rivales fuertes, de esos que rasguñan, pegan, de esos que tratan de intimidar, de esos contrincantes que buscan ‘ablandar’ con golpes y mañas a sus rivales. Siempre han sido iguales y los colombianos lastimosamente siempre hemos copiado lo malo de ellos. “¿Qué pasa por la cabeza de los jugadores de Nacional?” me preguntaba yo al ver como caían fácilmente en las provocaciones del rival. Era claro que el equipo visitante iba a aprovechar cualquier cosa para bajarle ritmo al partido. Después del penalti polémico a favor de Central, Alexander Mejía y Sebastián Pérez perdieron la concentración y se dedicaron a cometer faltas y protestar por cuanta cosa pitaba el juez. ¡Señores, eran ustedes los que tenían que tener al equipo concentrado! Esas actitudes en ellos no fueron solo de ayer, ya es como costumbre desde hace un tiempo, por esa misma razón el número 13 de Nacional no ha sido tenido en cuenta en selección Colombia como antes. Y a Sebastián, si es cierto que lo ven equipos grandes de Europa, con estos actos solito, solito se cierra las puertas. Rechazo los presuntos actos de racismo que se presentaron en contra de Orlando Berrio, pero también resalto que salió ante las cámaras a aceptar su error y pedir excusas. Definitivamente su comportamiento no fue el mejor al momento del gol. David Castañeda, es un jugador menor y con poca experiencia pero tuvo más madurez que él al momento de la celebración. Alguna vez me dijeron “Te pueden decir mico en la cancha pero usted no debe responder, eso se llama profesionalismo” y para rematar, Marlos Moreno quien estaba haciendo un buen partido, opacó su presentación al gritarle el gol a Sebastián Sosa. Al ‘nuevo Tino’ definitivamente hay que ‘bajarle un poco la caña’ es joven pero hay que corregir desde ya. Alexander Mejía en varias ocasiones sostuvo agarrones de palabras con Eduardo ‘Chacho’ Coudet y cuando el técnico lo encaró salió corriendo y fue defendido por varios hinchas que invadieron la cancha. Fue un gran gesto por parte de la hinchada proteger a uno de sus jugadores. “Indio que huye sirve para una segunda batalla” pero la plaza puede ser suspendida por este acto y el jugador tiene que dejar esa maña de provocar, es uno de los capitanes ¿no?. Para terminar con mí crítica que pretendo sea constructiva, los periodistas deben ser imparciales y no ‘meterle más leña al fuego’ lastimosamente y con pena ajena debo reprochar la pregunta y la actitud de un comunicador al momento de preguntarle al técnico de Rosario: “Ustedes los argentinos por qué son tan malos perdedores, hombre”. Creo que estas actitudes sobran, no son necesarias, simplemente no deben estar. El mal ambiente de violencia no se debe alimentar por parte de jugadores, hinchas ni periodistas, es momento de cambiar eso en el fútbol colombiano. ¡Que no sea una constante! Sebastián Sarmiento Twitter: @sarmientoosorio

  • Gol Caracol

    Falcao, Teo, Zuñiga, Armero, Jackson & Cía dicen adiós a la selección. Seamos realistas: es mejor jugar con el hambre y las ganas de los que empiezan a brillar en Nacional y en otras ligas continentales que ahogarnos en la nostalgia de los goles que se perdieron en la China, las lesiones y los bancos de suplentes. Por: @CanonHurtado // (FB) Héctor Cañón Hurtado La lista de 40 pre convocados para la Copa América Centenario dejó claro que el adiós a una las generaciones más gloriosas del fútbol colombiano no tiene reversa. Falcao, Guarín, Teo, Jackson, Aguilar, Zuñiga, Armero y Valencia no están en un grupo del que aún deberán salir 17 jugadores antes de que tengamos a Estados Unidos en frente. Si somos honestos, tarea que poco nos gusta a los futboleros colombianos, sumando a Yepes, los ausentes son más de la mitad del equipo que nos condujo de vuelta a la pompa de los mundiales. Falcao y Teo eran la delantera titular y metieron 15 de los 27 pepinos de la sele en la ruta a la mejor Copa Mundo de su liviana historia. Zuñiga y Armero fueron claves porque lograron la tarea más difícil para una defensa de estos días de fútbol ultra táctico: fusionar la seguridad atrás con su explosión por las laterales y sus letales centros. Y ahí, precisamente, surgen varias incógnitas de cara al cumpleaños del torneo de selecciones más viejo del mundo. ¿Cuántos errores más va a cometer Jeison Murillo antes de consolidarse en una posición en la que, por tradición, se aprende cayendo una y otra vez? ¿Al otro Murillo le alcanzará la jerarquía que mostró en la fecha eliminatoria cuando se venga la Copa América? ¿Quiénes se adueñaran de las baldías laterales de la actualidad en la sele? Aguilar, Valencia y Guarín, en ese orden de importancia y cada uno en su medida, también aportaron lo suyo para que Colombia lleve tres años en el top 10 de la Fifa, que, independientemente de que no les guste a muchos, es un reflejo de la realidad de los equipos. La sele fue quinta en Brasil 2014. En los 46 partidos de la era Pékerman solo fue goleada una vez (por Uruguay 3-0 en camino a Rusia 2018), solo perdió una vez por diferencia de más de un gol (otra vez los charrúas en su casa, pero en la eliminatoria pasada) y los otros seis partidos en los que cayó fue por la mínima diferencia. Ganó 28 cotejos, cuatro de ellos de manera consecutiva en un mundial, privilegio de los campeones, y varios bailando a sus rivales. En su peor momento, durante su discretísima Copa América Chile 2015, Brasil y Argentina no pudieron anotarle en 210 minutos de fútbol. Queda claro, entonces, que sí es una de las generaciones más gloriosas. También es cierto que van de salida. Será un milagro si el Tigre vuelve a rugir en Europa como lo hizo en 2012 y 2013. Jackson y Guarín, aunque los rumores del regreso a Italia se consoliden, la tienen difícil para recuperarles el puesto a Marlos, Sebastián Pérez, Edwin Cardona y otros que hacen fila para tener el orgullo de jugar con la amarilla. Raro eso de irse a China para ganar más plata, cuando ya se vive muy bien, pero aún no se le ha dado todo a la camiseta que los grandes jugadores de fútbol tienen como prioridad, la de la selección de su país. Armero y Zuñiga tienen aún menos chances de volver a driblar para la sele y Aguilar y Valencia son cracks que se cruzaron con la mala fortuna de las lesiones. Todos ellos están de salida y se merecen una ovación y toda la gratitud de la hinchada. Pero, eso sí, ya fueron. El fútbol es romántico, pero la nostalgia solo conduce a las derrotas. El sueño de ver a James con Falcao cada vez se aleja más. Él mismo dijo que no quería hacer papelones, refiriéndose a la posibilidad de ir a los Olímpicos. Mientras tanto, en la nueva selección que Pékerman montó con los jóvenes sobrevivientes del equipo pasado y los nuevos cracks que surgen cada día como si estuviéramos en Brasil o Argentina, Bacca empezó a conectarse con James en la fecha eliminatoria pasada. Toma, dame y sáquenla. Pérez, por su parte, anunció que tiene con qué quitarnos la ilusión de volver a ver al Aguilar de los buenos días. Cardona se convirtió en el as bajo la manga. Marlos, en diez minutos, nos rescató de un empate funesto como si ya fuera un tipo curtido y el negro Murillo jugó de muralla haciéndonos olvidar que estaba debutando. Pásensela y abrácense, maestros. Todos los demás colombianos, sin excepción, a alentar en la tribuna o la tv.

  • Gol Caracol

    El 10 necesita un equipo que se adapte a su fútbol y no un club que le exija adaptarse al estilo de otras estrellas. James es un jugador de selección y en la Copa América Centenario tendrá una nueva oportunidad para recordarle al planeta fútbol que es el goleador del último mundial. Por Héctor Cañón Hurtado (Facebook: Héctor Cañón Hurtado) La relación de James Rodríguez y Real Madrid parece uno de esos cuentos rosa de la farándula hollywoodense, donde todos nos sentimos con derecho a opinar sin saber los pormenores detrás del telón. Iván Mejía, un comentarista que usa el micrófono para despotricar a los cuatro vientos, aseguró que alguien de quien no puede revelar el nombre le contó que James habló mal de Zidane en los camerinos y ahora está pagando las consecuencias en la banca. Es posible que eso sea verdad o que no lo sea, pero el asunto tiene más profundidad –y a la vez sencillez– de la que ofrecen las recientes opiniones. El Pibe Valderrama alega que no lo quieren, la esposa lo defiende diciendo que es un súper papasito y Esteban Jaramillo escribe una columna, que parece una carta de amor, en la que le pide al genio buscar otros rumbos. Yo coincido: ojalá se vaya. Pero también advierto: irse no es garantía de éxito. Mientras tanto, la prensa deportiva española no para. Sin embargo, no es un asunto personal como lo quiere ver la hinchada colombiana. Su tarea es vender frivolidad y el crack y la absurda situación de ser suplente de los suplentes son un culebrón perfecto para darle rienda suelta a la especulación y facturar con títulos amarillistas. Además, el 10 dio papaya al declarar, después de la pasada fecha eliminatoria, “cuando te ponen y te apoyan es más fácil”. Tal vez no midió las previsibles consecuencias antes de quejarse ante la prensa nacional: enfrentar con un micrófono, desde Suramérica, a uno de los clubes más poderosos del mundo no es una muestra de la diplomacia que necesitan las súper estrellas del fútbol para moverse en el espinoso camino de la fama Es posible que Zidane le esté cobrando con intereses una declaración revanchista, que no sería bien recibida en ningún camerino y mucho menos por un director técnico que apenas está aterrizando en un lugar más incierto que el maravilloso País de Alicia. Más allá de las diferentes perspectivas y del error mediático del futbolista, la verdad es más sencilla de lo que parece. El amor de James y Real Madrid es imposible. Lo mismo le sucedió a Davor Suker, goleador de Francia 1998, cuando después de dos temporadas de roces con Raúl y su séquito incondicional, salió por la puerta de atrás. La lista es larga, se remonta a varias décadas y con ella se podría armar uno de los mejores equipos de todos los tiempos: Eusebio, Ruggeri, Robinho, Kaká, Seedorf, Owen… Señores, la pareja perfecta para el mejor jugador en la historia de esta tierra es la Selección Colombia. ¿Por qué? Vamos por partes. Primero, porque en el equipo merengue manda Cristiano Ronaldo en la cancha y en los números, en la venta de publicidad y de camisetas, a la hora de cobrar tiros libres, en el corazón de una hinchada que, más que exigente, es ingrata. (Y eso mismo podría pasar en la Juve de Pogba en caso de que cierren negocio). Todo eso opaca al 10. Si James no es consentido decae, pero si el equipo gira en torno a él, estalla. Ya lo vimos en Brasil convertirse en el segundo goleador más joven de la historia de los mundiales, jugando dos partidos menos que Muller y Messi, sus perseguidores, y sin tener socios tan experimentados como ellos. Ya lo vimos llevando a Colombia a soñar con las semifinales. Ya lo vimos convertirse en el mejor jugador de la fase de grupos y también inventarse el golazo del 2014, en octavos de final, ante la complicadísima selección Uruguay. La paradoja es que Zidane, el último 10 clásico (una de las ideas más bellas y en vía de extinción del fútbol), lo haya marginado de su equipo, que juega sin 10 y con tres puntas hiperveloces que ven el fútbol desde una perspectiva europea pragmática y desde sus gigantescos y conflictivos egos. Y ahí está la segunda parte de la explicación. James, por su parte, es más corazón que cabeza fría y necesita un equipo que juegue a asociarse, a compartir el balón y la gloria, a tener un baile colectivo preparado para la celebración, a ponerle pausa y cerebro al juego cuando se cierran los caminos. James necesita un entorno humilde para sentir el fútbol como lo siente. Si el 10 ha de brillar será en un club donde su particular forma de ver el fútbol lo convierta en el capitán del barco como sucede en la selección. James mostrará su mejor fútbol (aunque pueda tener temporadas destacables en clubes como las que tuvo en Banfield y Porto), en la Selección Colombia. Lo único que necesita es un equipo que se adapte a su estilo y no tener él que adaptarse al estilo de un equipo. ¿Será mucho pedir? No creo, estamos hablando de un jugador que, a diferencia de Messi, Neymar y CR7, saca lo mejor de su repertorio cuando se quita la camiseta de un club para enfundarse la de su país. James, señores, no es jugador de club. Es un jugador de selección y la verdad es que eso no debería molestarnos ni ponernos a fantasear con conspiraciones inexistentes. Esperemos la Copa América Centenario y ahí hablamos. Por fortuna, aunque los dueños del negocio piensen lo contrario, el fútbol no se limita a la Champions League y los campeonatos locales de España, Inglaterra e Italia. Por fortuna, aún existen los torneos de selecciones y ahí, en pleno mundial y con solo 23 años de edad, James la rompió. Mientras Messi y Cristiano, los divos del fútbol de clubes, han anotado 5 y 3 goles respectivamente en 13 partidos mundialistas, el colombiano metió 6 en tan solo 5 cotejos. Así que la tarea de la hinchada, por lo pronto, es alentar cuando James se ponga la amarilla. Él, seguro, también hará lo suyo. ¡Vamos, genio!

  • Gol Caracol

    Luego de haber recibido dos disparos hace un mes, el portero uruguayo inicio las terapias para poder volver a caminar. Estos otros futbolistas también lograron superar graves enfermedades.

  • Lo más visto