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Gol Caracol Resultados de fútbol

Resultados de fútbol

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    La 'maña' también hace parte del balompié y ellos la han explotado hasta el cansancio, ya sea jugando con el reglamento, abusando de la fuerza o siendo simplemente violentos

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    El récord de Messi, el gol de Jackson, la angustiosa victoria del Manchester City sobre el Bayern, el paso imparable del Chelsea... esto dejó la penúltima jornada de la Copa de Europa.

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    Rusos e italianos quedaron igualados con 5 puntos y la última jornada decidirá quién va a acompañar en octavos de final al líder Bayern Munich.

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    Así fue la suerte de las balotas que deparó que Colombia enfrente en el Grupo C a Brasil, Perú y Venezuela.

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    Este martes la Selección Colombia enfrenta a Eslovenia, una selección que no le suena mucho a la mayoría, pero que mantiene la idea del fútbol de la ya desaparecida Yugoslavia, ese país que explotó en 1991 en una guerra que dejó cientos de miles de muertos y que a los mayores de 30 nos trae a la memoria equipos de ensueño llenos de técnica, de punteros endiablados, de arqueros temibles, de derrotas inexplicables... Lo que antes de 1991 era Yugoslavia, cuando precisamente Eslovenia se fue tras un referendo independentista que llevó a la primera de las guerras que partieron ese territorio, hoy lo conocemos como Serbia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Montenegro, Kosovo y, por supuesto, la dueña de casa en el partido del martes frente a Colombia al medio día. Sí, para los menores de 30 es inevitable pensarlo: ¿un equipo con los mejores jugadores de esas selecciones? Sería tremendo: en el arco Handanovic, Oblak (con los que nos veremos el martes), Pletikosa (croata), Stojkovic (serbio) o Ujkani (kosovar); defensas como los serbios Ivanovic, Kolarov, Rukavina o Nastasic, los croatas Srna y Pranjic, el bosnio Spahic, los eslovenos Brecko e Ilic, el montenegrino Savic... ¿Y qué tal elegir de medio campo hacia arriba entre Modric, Rakitic, Mandzukic y Olic (Croacia) junto a Dzeko (Bosnia-Herzegovina), Vucinic y Jovetic (Montenegro), Matic y Dordevic (Serbia) o Bunjaku (Kosovo)? Sería una de las selecciones más temibles del mundo, y lo fue: Yugoslavia siempre generó respeto en sus rivales a pesar de perder siempre. O bueno, casi siempre. Lo que viene es la historia de la mejor generación de futbolistas de un país que ya no existe, pero con una herencia viva aún y ante la cual nos enfrentaremos el martes: La generación que perdió la guerra (Publicado originalmente en el especial Mundial Sub-20 2011 de Revista Semana) Los Balcanes generan más fútbol del que pueden digerir. Sus futbolistas siempre han sido famosos por su velocidad, su gambeta, su técnica, su poder goleador y, a la vez, porque en algún momento determinado, generalmente en los partidos decisivos, algo pasa y pierden. Hay países que nacieron para perder en el fútbol. Yugoslavia era uno de ellos. Esta nación, que fue semifinalista de los Mundiales de 1930 y 1962, conformaba equipos que maravillaban pero que nunca ganaban, con la increíble excepción de los Olímpicos de Roma 60, cuando Yugoslavia se llevó el Oro dejando en el camino a Italia y venciendo en la final a Dinamarca. Pero la costumbre era perder en los torneos grandes. Así había pasado en las finales de las Eurocopas de 1960 y 1968, y nadie dudaba que eso sucedería en Chile 1987, donde se jugó el sexto Mundial Juvenil de la FIFA. El equipo del entrenador Mirko Jozic llegó a Chile con bajo perfil, pero en primera ronda los 'plavi' ('azules' en serbio) asombraron a todo el planeta. Zvonomir Boban y Robert Prosinecki eran los encargados de generar juego para que Davor Suker y Pedrag Mijatovic hicieran goles en un equipo en el que todos eran brillantes: Robert Jarni por izquierda; Igor Simac como defensa central, Branislav 'Branko' Brnovic, como recuperador en el medio campo... Yugoslavia no tuvo rival en su grupo. Goleó a Chile, a Australia y a Togo. Tal vez esta sí iba a ser la hora de ganar. En cuartos de final se tuvo que enfrentar con Brasil, potencia de cualquier categoría que contaba con Bismarck, un 10 que prometía ser el nuevo Zico y se quedó en nada, y contra todos los pronósticos la derrotó 2-1 con goles de Mijatovic y Prosinecki. En semifinales venció a Alemania Oriental por el mismo marcador. La final fue otra cosa. El orden de su rival, Alemania Federal, parecía anular a Yugoslavia, pero Boban abrió el marcador al minuto 85. Ya estaban muy cerca del título. Sin embargo, tres minutos después un alemán fue derribado en el área. Ejecutó desde los 12 pasos el que no fallaba, Witeczek, el goleador del torneo. Ahora había que ir a definir la Copa desde el punto penal... y para alegría yugoslava, en esta ronda falló su cobro el que nunca fallaba. Los 'plavi' se impusieron 5-4: eran por fin campeones mundiales. La ilusión de empezar a figurar entre las potencias del fútbol parecía cierta. La base de la selección de 1987, que empezó a ser conocida como los 'Cileanci' (chilenos), fue tenida muy en cuenta para la clasificación a Italia 90. El técnico Ivica Osim llamó para aquel Mundial a Petric, Prosinecki, Suker, Mijatovic y Jarni. Era una selección de lujo: mezclaba lo mejor de la vieja guardia con la sangre nueva. Ese equipo nos vencería 1-0 en fase de grupos, dejaría a la España de Butragueño con un 2-1 en octavos de final y sólo Argentina, con Sergio Goycochea en los penales, pudo eliminarla en cuartos. Por la juventud del seleccionado yugoslavo se esperaba que en USA 94 llegara la revancha, pero un enemigo inesperado se les atravesó en el camino: Slodoban Milosevic. El difunto criminal de guerra se convirtió en el líder de un país fraccionado en 1987, justo cuando los 'Cileanci' comenzaban su leyenda. En 1990, con Yugoslavia metida entre las ocho mejores selecciones del mundo, el gobierno de Milosevic ya había comandado la división de una nación inventada tras la Segunda Guerra Mundial. Incluso el apoyo al equipo lo era por región: los croatas exigían a Boban, los montenegrinos sólo celebraban los goles de Mijatovic, los macedonios reclamaban la titularidad de Pancev... Eslovenia, Croacia y Serbia entraron en guerra en 1991 y un año después se unió al conflicto Bosnia-Herzegovina, justo cuando la selección de todos ellos arrasaba en su grupo eliminatorio para la Eurocopa de Suecia en 1992. Pero la guerra pasó factura. La ONU, en la Resolución 752 de su Consejo de Seguridad, suspendió a Yugoslavia de todo intercambio con el resto del mundo y eso precipitó la expulsión de los 'Cileanci' de la Euro, a la que fue Dinamarca en su reemplazo para , irónicamente, ganar el torneo. Yugoslavia fue borrada del Mundial de Estados Unidos 94, y así como el país explotó en pequeñas naciones la selección también. Suker, Boban, Jarni, Stimac y Prosinecki se fueron a su natal Croacia con la que lograron el histórico tercer lugar de Francia 98. Katanec se fue a comandar el medio campo de la nueva selección de Eslovenia, en la que luego dirigiría a Zahovic para clasificar a la Euro 2000 y el Mundial 2002, donde le hizo honor a su patria natal fracasando rotundamente. Brnovic y Mijatovic se quedaron en la nueva República Federal de Yugoslavia y bajo ese nombre compitieron en el Mundial de 1998 y en la Eurocopa 2000. Luego el equipo y el país se llamaron Serbia y Montenegro, y desde 2006 cada una es una nación y un equipo separado. Un dato curioso: si Mijatovic no se hubiese retirado del fútbol en 2004, se habría convertido en el único futbolista en jugar con cuatro selecciones diferentes: Yugoslavia, República Federal de Yugoslavia, Serbia y Montenegro, y Montenegro. Hoy muchos se preguntan qué hubiera pasado si esta selección hubiera disputado el Mundial de Estados Unidos 94 con el equipo de los 'Cilieanci' reforzado por las estrellas que aparecieron en las diferentes naciones de la disuelta Yugoslavia a finales de los 80 y comienzos de los 90: los serbios Milosevic, Savicevic, Stojkovic y Mihajlovic, el macedonio Pancev, el montenegrino Sabanadzovic, el esloveno Zahovic, los croatas Vaovic, Boksic y Stanic... Tal vez habría sido un fracaso. Los Balcanes, como ya se dijo, generan más fútbol del que pueden digerir. En Twitter: @PinoCalad

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    “Tuve miedo de morir”, afirmó Albania Altin Lala, segundo entrenador del seleccionado albanés cuándo al promediar el minuto 41 del primer tiempo del partido entre el equipo de su país y Serbia, todo se convirtiera en caos al sobrevolar un dron con una bandera que decía "Gran Albania", haciendo alusión a un proyecto nacionalista que aspira reunir en un mismo estado a las comunidades de origen albanés de Kosovo, Montenegro, Macedonia y sur de Serbia, además de la propia Albania. El encuentro por la clasificación a la Eurocopa que organizará Francia en 2016, se llevó a cabo en el estadio del Partizán de Belgrado, algo inédito, ya que el conjunto albanés, con siete kosovares en su plantel, visitaba Serbia por primera vez desde su último partido en 1967, por lo que ya había sido considerado un encuentro con un alto contenido político. La UEFA había prohibido la asistencia de hinchas albanos al estadio. Es que Kosovo, dónde se habla mayoritariamente albano, proclamó su independencia de Serbia en 2008 y los serbios no la aceptaron. Tomislav Nokolic, presidente de Serbia disfrutaba el partido desde su palco antes de que Stefan Mitrovic, jugador serbio, al percatarse del mensaje en la bandera decidiera bajar el dron, lo que provocó la reacción de los jugadores albanos terminando todo en una verdadera batalla campal, dónde hubo golpes entre los jugadores y con la policía serbia, así como un estallido de protesta entre los seguidores serbios, que comenzaron a lanzar bengalas y objetos al terreno de juego, obligando al el árbitro inglés Martin Atkinson, a dar por suspendido el partido. En Pristina, capital de Kosovo, cerca de 5.000 albanokosovares que seguían el encuentro a través de una pantalla gigante de televisión, estallaron de júbilo tras la suspensión del partido, gritando consignas como "Gran Albania" y "Victoria". La comunidad albanesa de Kosovo, que es mayoritaria, aprovechó la desintegración de Yugoslavia para aspirar a la independencia de Serbia, pero todo acabó con una sangrienta intervención de la OTAN en 1999. Tras el acuerdo de paz, el gobierno local declaró en febrero de 2008 la independencia, reconocida por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, pero rechazada por Serbia. Tampoco es admitida por Naciones Unidas, de ahí que Kosovo no pueda ser miembro de la FIFA ni de la UEFA, sólo puede participar en encuentros amistosos. Este incidente se produjo a escasos días de la visita de Edi Rama a Belgrado, la primera de un primer ministro albanés en 70 años. Olsi Rama, su hermano, fue detenido algunos días después del encuentro acusado de organizar los hechos de sabotaje, el Ministerio del Interior serbio, afirmó en un comunicado que Rama ocupaba un asiento en la tribuna presidencial desde donde controlaba el dron con un mando a distancia. “El fútbol no debería ser usado nunca para emitir mensajes políticos”, declaró Joseph Blatter, presidente de la FIFA, sobre lo ocurrido en Belgrado. La UEFA también está bajo la lupa porque permitió que Albania y Serbia estén en el mismo grupo por la clasificación a la Eurocopa 2016, pero este duelo no aparece en la lista de ‘Partidos Prohibidos’ por la UEFA. España-Gibraltar, Armenia-Azerbaiyán y Rusia-Georgia son los únicos choques que el máximo organismo del fútbol europeo vigila en los sorteos para evitar incómodas coincidencias. “Gibraltar no jugará encuentros de clasificación contra España. Siempre tratamos de arreglar las cosas adecuadamente y prever con antelación estas situaciones”, había advertido Michel Platini, presidente de la UEFA. Armenia y Azerbaiyán están enfrentadas desde su independencia de la URSS por el enclave de Nagorno Karabaj, territorio fronterizo entre ambas naciones. Aunque de población armenia en su gran mayoría, este enclave pertenecía a Azerbaiyán cuando ambas formaban parte de la Unión Soviética. En el caso de Georgia y Rusia, el enfrentamiento de sus selecciones en un campo de juego está vetado por la UEFA debido al conflicto que mantienen por la disputa de Osetia del Sur, región del Cáucaso que se declaró independiente en 1983, y en 2008 fue reconocida oficialmente por Rusia, lo que motivó la molestia de Georgia al considerar que este territorio le pertenecía. Después de una sentencia del TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), la UEFA se vio obligada, en 2013, a aceptar como nuevo miembro a Gibraltar, que en la fase de clasificación para la Eurocopa 2016 participará por primera vez en una competición oficial. Aunque con la limitación impuesta por el máximo organismo del fútbol europeo, que impide un enfrentamiento directo con España debido al histórico conflicto territorial sobre el Peñón. Lo que no muchos saben, es que durante el sorteo el destino puso a ambas selecciones en un mismo grupo, pero la UEFA lo tenía todo previsto y evitó el problema cambiando de grupo a Gibraltar. Sin duda para la FIFA, la peor combinación es el fútbol con la política, ya que si no se controla, puede convertirse en un coctel explosivo. Daniel Santamaría Jaramillo. @Danielsaja03

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    Quienes somos fanáticos del fútbol sabemos que existe una conexión diferente con el deporte rey. Durante toda nuestra vida apoyamos a nuestro club y a nuestra Selección con pasión, entusiasmo y con unos niveles de lealtad inimaginables. Lloramos, reímos, sufrimos y celebramos. Invertimos nuestro tiempo, dinero y emoción con la satisfacción de representar la identidad del club que amamos. El fútbol y los hinchas se basan en una relación recíproca y dependiente; sin los fanáticos, el fútbol no tiene razón de ser. No obstante, la creciente popularidad de esta disciplina ha conllevado un cambio de identidad. Hoy en día, el fútbol pasó de ser un evento local que congregaba a la comunidad de cada barrio, ciudad o país; a ser un medio muy importante en la industria del entretenimiento y con un foco comercial de alcance global sin precedentes. El mayor representante de este nuevo modelo a nivel internacional es el fútbol europeo. De acuerdo al último informe financiero de la UEFA, el ingreso generado en todas las ligas adscritas a esta Confederación ronda los USD 18 billones en la temporada 2012/13, de los cuales USD 12.5 billones pertenecen a las cinco principales ligas del Viejo Continente (English Premier League, Bundesliga, La Liga, Serie A y Ligue 1). En ese marco, el exuberante crecimiento de la industria del fútbol se ha cimentado en una apertura de los clubes a nuevas fuentes de ingreso tales como los derechos televisivos y la estrategia comercial. Así, la transformación en el rol del fútbol y el cambio en su modelo de gobierno debido a la priorización de una estrategia extremadamente comercial y ligada a la excesiva monetización, ha sido denominada por el sociólogo inglés Robert Giulianotti como “hipercomoditización”. Bajo este nuevo escenario, el afán desmesurado por convertir al fútbol en un mecanismo de generación de riqueza para ciertos actores del ecosistema futbolero implica que los activos para alcanzar los objetivos económicos y deportivos se vuelvan cada vez más escasos. Los jugadores se han convertido en bienes de lujo, y los clubes se empeñan en sostener unos costos y salarios que están creciendo a ritmo desorbitante, con el fin de garantizar el entretenimiento. A manera de ejemplo, Deloitte menciona cómo en la Serie A y la Premier League el índice financiero de salarios/ingresos está en un preocupante 71%. Este panorama per se no se vislumbraría tan alarmante si la totalidad de los actores de la industria se viera equitativamente beneficiado. Sin embargo, aspectos como malos manejos de los directivos, especulación financiera a corto plazo, bajos niveles de transparencia, corrupción, crecimiento de la deuda de los clubes y aumento de los precios para los hinchas dentro y fuera del estadio, entre otros; son cada vez mas recurrentes. A manera de ejemplo, la BBC publicó en Octubre de 2014 #PriceOfFootball, un estudio sobre los precios del fútbol en 176 clubes del Reino Unido y 31 de Europa, arrojando datos relevantes: es más costoso comprar un abono anual de un equipo de la quinta división de Inglaterra que algunos tipos de abonos del Real Madrid o Barcelona; o que el precio promedio del abono anual en Inglaterra ha crecido en un 716% desde 1989, promovido primordialmente por el enfoque comercial de la Premier League. En esta nueva dinámica es el hincha el que más se ve afectado: su relevancia ha sido relegada a temas secundarios y la influencia en el proceso de toma de decisiones de los clubes y del fútbol en general es casi nula, pues aquellos actores que detentan el acceso al capital son quienes dictaminan el devenir del deporte. Esta situación contrasta irónicamente con la razón de ser de los hinchas del fútbol: apoyo incondicional, lealtad y voluntad de gasto en el club sin necesidad de éxito; es el estado del arte de cualquier tipo de cliente y/o consumidor de una marca. A lo anterior se debe agregar el impacto de las nuevas tecnologías y el boom del Internet, que ha reforzado y refrescado el deseo de algunos hinchas por retomar la importancia de su voz. La posibilidad de acceder desde cualquier lugar a información al instante permite al fanático estar continuamente involucrado con la actualidad del fútbol, generando un canal de doble vía entre el club y el hincha. En ese orden de ideas, la nueva ecuación “fútbol-tecnología-negocio” ha moldeado nuevas categorías de hinchas. La agencia Repucom en su estudio “World Football 2014” menciona cómo el 32% de los fanáticos utiliza internet móvil para mantenerse informado, mientras que 1 de cada 4 accede a las redes sociales para interactuar en torno al fútbol. A partir de ello, Giulianotti identifica los principales segmentos de hinchas en función de su grado de involucramiento y lealtad con un equipo de fútbol (ver Imagen 1). Imagen 1: Categorización de los hinchas Dentro de estas 4 categorías, resalta el liderazgo del segmento de “fanáticos”, aquellos que tradicionalmente acompañan al equipo dondequiera que vaya y quienes han tomado la vocería en torno al desencanto que ha derivado de una relación desbalanceada hacia los hinchas. A través de acciones concretas que buscan despertar el sentimiento colectivo, este segmento enfatiza en una interacción más directa y transparente con los demás actores de la industria del fútbol, en pos de la consecución de objetivos tangibles que influencien el proceso de toma de decisión. No obstante, y a pesar de estas iniciativas, el status quo del fútbol se mantiene renuente en una alta proporción a ser más inclusivo con los hinchas. Por tal motivo y frente a sucesos que han afectado a equipos, comunidades e hinchas por mala gestión de los clubes y un alto grado de desinterés frente a sus puntos de vista, un nuevo movimiento social ha venido consolidándose durante los últimos años: el “punk football” o activismo de hinchas. El aspecto fundamental de este nuevo movimiento se centra en la organización colectiva de hinchas en torno a un mismo propósito, generalmente fomentando la acción y el cambio frente a una situación particular que está afectando sus intereses. Sumado a ello, aspectos como el empoderamiento, la co-creación y las redes de colaboración en esta era digital les permite diseñar, organizar e implementar acciones colectivas que reviven el poder del hincha, fomentando mecanismos de presión online y offline. Este “lobby” se segmenta en dos dimensiones. La primera, denominada movilización, se centra en situaciones en las que los hinchas acatan la estructura de propiedad de los clubes y/o el marco institucional del fútbol, pero tienen interés en modificar aspectos puntuales del día a día (experiencia en el estadio, decisiones directivas impopulares) o a nivel estructural (cambio de sede, precios, cambio de nombre del equipo, entre otros). Muchas veces, incluso, estás iniciativas son bien recibidas por clubes y otros actores del fútbol, derivando en estrategias conjuntas que benefician a todos. La segunda categoría, denominada propiedad, sí tiene reparos frente a la estructura de poder y, bajo la premisa de que los hinchas contribuirían con un mayor grado de transparencia e interés a la gestión de los equipos, se concentra en acciones colectivas que les permitan acceder a una porción parcial o total de la propiedad de los clubes; una insurrección directa de los hinchas hacia el poder. La aplicabilidad de una u otra opción depende igualmente del marco institucional y las externalidades que existan en cada situación. Por ejemplo, casos en los que el marco legislativo provee más atribuciones a los hinchas (como Alemania o Suecia, donde la ley promueve que los hinchas sean los dueños de por lo menos el 51% de cada equipo), son más proclives a utilizar la movilización como evidencia del poder del hincha. Por el contrario, escenarios en los que prima la desregularización como el caso de Inglaterra, y en menor medida Colombia, tienden a fomentar una mezcla de movilización y propiedad, con el objetivo de influenciar cambios en el marco institucional que permitan rescatar el poder del hincha y su voz y voto dentro del fútbol. A pasos lentos, el poder del hincha ha resurgido y ello se evidencia con logros a nivel institucional e individual en algunos clubes. En el caso de Europa, por ejemplo, algunas pequeñas victorias institucionales a nivel UEFA como el Fair Play Financiero (que por más fallos y vacíos que tenga, busca atacar situaciones de descontrol de intereses privados que perjudicaban al club y sus hinchas) o el Oficial de Enlace con los Aficionados -SLO- (impuesto por la UEFA, se trata de un nuevo cargo obligatorio dentro de la estructura de todo equipo europeo, responsable de la relación entre los hinchas y el club), denotan una senda hacia el cambio. De igual forma, la formalización de Federaciones de hinchas en algunos países europeos realzan el interés por volver más tangible la voz del hincha a través de un órgano de gobierno que recopile intereses de los fanáticos y los traslade a los otros actores del ecosistema futbolero. En ese ámbito, quizás el mayor logro que se ha generado en el marco de la institucionalidad se refiere a la posibilidad legal de crear asociaciones de hinchas (por club/ciudad) que a través de una arquitectura legal y administrativa, manejen un fondo financiero común que les permita organizarse para explorar oportunidades de acceso a la propiedad de clubes. En el caso más extremo, que es el del Reino Unido, los Supporters’ Trusts (asociaciones de hinchas con personería jurídica) emergieron precisamente como una respuesta a esos malos manejos que por falta de control y transparencia se le daban a los clubes, llegando hasta el punto de quiebre en el que los hinchas decidieron hacerse con el poder, basados en las premisas del “Punk Football”. La experiencia inglesa (sumada a las buenas prácticas ya existentes en países pro-hinchas) ha sido un caso excepcional, puesto que significa revertir la estructura de poder de agentes privados hacia los hinchas. Según Supporters Direct, la entidad que fomenta el modelo cooperativo de propiedad de hinchas en el Reino Unido y Europa, actualmente existen 35 equipos en el Reino Unido que son propiedad exclusiva de los hinchas y más de 220 asociaciones que realzan la voz del hincha con o sin participación en las juntas directivas de los clubes. Hoy en día, los ejemplos más representativos se encuentran en la League 2, es decir la cuarta división inglesa, donde cuatro equipos son gestionados por los fanáticos: AFC Wimbledon, Exeter City, Wycombe Wanderers y Portsmouth (el mismo equipo que ganó la FA Cup en 2008 y por desastrosos manejos financieros descendió 3 categorías y estuvo a punto de la extinción, hasta que el Pompey Supporters’ Trust decidió comprar el equipo). De manera similar, casos representativos como el Swansea City (equipo de la Premier League en el que los hinchas tienen el 20% de la propiedad y una silla en la Junta Directiva) o el FC United of Manchester (equipo creado por los hinchas en contraposición a la compra del Manchester United por la familia Glazer de Estados Unidos), exhiben un cambio de paradigma. Ello, sumado al ejemplo de clubes alemanes, algunos españoles (Real Madrid, Barcelona o Athletic Club), portugueses (Sporting de Lisboa), entre otros; contribuyen al replanteamiento de un nuevo orden dentro del fútbol europeo. A nivel de iniciativas lideradas por hinchas en clubes o ligas, el caso de Inglaterra es el más diciente, dado el valor que tiene el fútbol y el resguardo de la tradición que se busca con esta disciplina. Apalancados por las nuevas tecnologías, campañas nacionales como #PriceProtest, #FootballWithoutFansIsNothing, #NoToGam£39 se han centrado en fomentar la reconsideración de los altos precios de boletería para los hinchas o enfrentar medidas unilaterales de los entes institucionales para explotar comercialmente el fútbol inglés. Igualmente, iniciativas como #Safestanding, #WatchingFootballIsNotaCrime o la campaña #KickItOut, entre otros, buscan fomentar una mejor experiencia en el estadio y mayor armonía en la relación de los hinchas con autoridades y/o frente a temas como racismo y diversidad. Asimismo, iniciativas colectivas que han generado resultados tangibles demuestran que la voz del hincha está cada vez más fuerte. Tal es el caso de #CityTillWeDie, campaña liderada por los hinchas del Hull City, en contra de la iniciativa del dueño del equipo, Assem Allam, de cambiar el nombre a Hull Tigers. Tal fue el éxito de esta manifestación iniciada en Internet pero implementada en el mundo real, que la FA (Asociación de Fútbol de Inglaterra) denegó el cambio de nombre al dueño. Éste, en represalia con esta decisión, puso el equipo a la venta. Otra campaña con éxito fue #BringCityHome, mediante la cual hinchas del Coventry City presionaron a los dueños del club para que el equipo retornara a su estadio original, el Ricoh Arena, que había sido cambiado por motivos comerciales. Después de marchas, manifestaciones en el estadio y una fuerte exposición mediática, los dueños decidieron acatar la demanda colectiva. En ese orden de ideas, la combinación de un entorno adecuado, la existencia de una infraestructura y marco favorable para la difusión de la voz del hincha junto con una exposición mediática, generan un resultado que sí está forjando cambio. Está más en la conciencia y convencimiento de los propios fanáticos en llevar a cabo acciones colectivas que en la factibilidad o no de la consecución de los objetivos. Por ello, en industrias de fútbol nacientes como la latinoamericana o la misma colombiana, esta tendencia hasta ahora está iniciándose. De un lado, en el caso colombiano, la nueva Ley del Deporte (Ley 1455 de 2011) busca formalizar en primera instancia el marco institucional del fútbol. La mencionada ley promulga, entre otros apartes, que toda entidad deportiva debe tener al menos 5 socios y ninguno contar con más del 20% de capital suscrito y pagado, lo que implica que las actuales empresas o asociaciones de equipos profesionales migren hacia un nuevo modelo de negocio, específicamente hacia sociedades anónimas o corporaciones sin animo de lucro. No obstante, esta transición no ha sido tan efectiva y todavía muchos equipos incumplen con esta prerrogativa y tienen en su haber malas prácticas de gestión. O, como acaece en otros apartes del derecho, utilizan el marco legal para eludirlo. Tal es la razón de ser de la campaña #AsambleaYa, promovida por los accionistas minoritarios de Millonarios y que busca reunir a este tipo de socios para lograr el 10% mínimo de las acciones que permita citar a una Asamblea Extraordinaria en la que los accionistas con mayor peso en la institución rindan cuentas sobre los manejos administrativos, financieros y accionarios dentro del equipo. De igual forma, la iniciativa #NoMasLigaPostobon, fomentada por representantes de diferentes hinchadas, tiene como objetivo desplegar un mecanismo de presión y exposición sobre la condición de Postobón como patrocinador oficial de la Liga, poseer acciones en los canales de televisión que transmiten el rentado nacional y además ser dueño de un equipo de fútbol (aspecto que, cabe resaltar, en otros países es prohibido). Si bien estos dos ejemplos muestran una reacción de los hinchas contra el status quo de la industria en Colombia, casos como el del cambio de sede reciente de las Águilas Doradas o la situación del América de Cali podrían ser canalizadas de una manera más eficiente a través de iniciativas de los hinchas. Si bien estas iniciativas han sido efectivas en muchos casos y realzan el poder del hincha, poseen unas desventajas tácitas como su naturaleza reactiva (siempre en respuesta a una situación extrema en contra de los hinchas) y/o su falta de interrelación con otras iniciativas (generalmente el hincha se preocupa por sus propios problemas). No obstante, está comprobado que si se fortalece el trabajo en conjunto y se fomentan aspectos como colaboración en red, co-creación y empoderamiento de los hinchas en un espacio virtual, el impacto de estas iniciativas puede ser aún mayor. Por ello y para ello nace FanVox, una iniciativa creada por dos estudiantes colombianos de posgrado en el Reino Unido que, unidos por la pasión por el fútbol e incentivados por esta problemática, decidieron conceptualizar e implementar una plataforma digital que centraliza la voz de los fanáticos del fútbol, con el fin de rescatar su relevancia en la industria. En ella, los hinchas pueden expresar, compartir y consolidar sus opiniones, al mismo tiempo que establecen una red de cooperación para influenciar el proceso de toma de decisiones de los principales protagonistas de la industria del fútbol, a través de la proporsición de iniciativas. Con un lanzamiento piloto en noviembre de 2014 en versión web y mobile app, FanVox será el espacio privilegiado para canalizar la voz del hincha y promoverla a la audiencia general e industria de manera asertiva, para así fomentar una interacción mucho más balanceada dentro de la industria del fútbol. Así las cosas, se puede aseverar que el poder del hincha está en un punto de inflexión muy interesante que le permitirá a los fanáticos, de manera organizada y centralizada, generar un cambio para bien en la industria del fútbol. El hincha, no obstante, debe darse cuenta que sin violencia y bajo unas premisas claras, definitivamente puede innovar y generar disrupción en el fútbol. Ello, igualmente, debe venir acompañado de ciertos aspectos del entorno, y por ello es sumamente importante que en Colombia se empiece a pensar en un cambio institucional hacia la creación de una federación de hinchas, como también el fomento a aquellas asociaciones que de manera transparente quieran involucrarse mucho más en la gestión de los clubes. No se debe olvidar que el fútbol se ha cimentado en el capital social durante los últimos 150 años; la industria del fútbol no puede obviarlo. #LaVozDelHinchaSeraEscuchada Por: Daniel Velásquez Co-Fundador de FanVox @FanVoxCo

  • Gol Caracol

    Desde la profunda admiración de sus contemporáneos al desprecio y burlas de Maradona, 'El Rey del fútbol' siempre ha dado de qué hablar.

  • Gol Caracol

    ¿Sabía que en sus primeros años el fútbol era exclusivo para blancos y que los jugadores de color tenían que maquillarse para jugar? Lo absurdo es que la segregación siga viva...

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