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Del #AsambleaYa al #NoMasLigaPostobon: El poder del hincha

Quienes somos fanáticos del fútbol sabemos que existe una conexión diferente con el deporte rey. Durante toda nuestra vida apoyamos a nuestro club y a nuestra Selección con pasión, entusiasmo y con unos niveles de lealtad inimaginables. Lloramos, reímos, sufrimos y celebramos. Invertimos nuestro tiempo, dinero y emoción con la satisfacción de representar la identidad del club que amamos. El fútbol y los hinchas se basan en una relación recíproca y dependiente; sin los fanáticos, el fútbol no tiene razón de ser. No obstante, la creciente popularidad de esta disciplina ha conllevado un cambio de identidad. Hoy en día, el fútbol pasó de ser un evento local que congregaba a la comunidad de cada barrio, ciudad o país; a ser un medio muy importante en la industria del entretenimiento y con un foco comercial de alcance global sin precedentes. El mayor representante de este nuevo modelo a nivel internacional es el fútbol europeo. De acuerdo al último informe financiero de la UEFA, el ingreso generado en todas las ligas adscritas a esta Confederación ronda los USD 18 billones en la temporada 2012/13, de los cuales USD 12.5 billones pertenecen a las cinco principales ligas del Viejo Continente (English Premier League, Bundesliga, La Liga, Serie A y Ligue 1). En ese marco, el exuberante crecimiento de la industria del fútbol se ha cimentado en una apertura de los clubes a nuevas fuentes de ingreso tales como los derechos televisivos y la estrategia comercial. Así, la transformación en el rol del fútbol y el cambio en su modelo de gobierno debido a la priorización de una estrategia extremadamente comercial y ligada a la excesiva monetización, ha sido denominada por el sociólogo inglés Robert Giulianotti como “hipercomoditización”. Bajo este nuevo escenario, el afán desmesurado por convertir al fútbol en un mecanismo de generación de riqueza para ciertos actores del ecosistema futbolero implica que los activos para alcanzar los objetivos económicos y deportivos se vuelvan cada vez más escasos. Los jugadores se han convertido en bienes de lujo, y los clubes se empeñan en sostener unos costos y salarios que están creciendo a ritmo desorbitante, con el fin de garantizar el entretenimiento. A manera de ejemplo, Deloitte menciona cómo en la Serie A y la Premier League el índice financiero de salarios/ingresos está en un preocupante 71%. Este panorama per se no se vislumbraría tan alarmante si la totalidad de los actores de la industria se viera equitativamente beneficiado. Sin embargo, aspectos como malos manejos de los directivos, especulación financiera a corto plazo, bajos niveles de transparencia, corrupción, crecimiento de la deuda de los clubes y aumento de los precios para los hinchas dentro y fuera del estadio, entre otros; son cada vez mas recurrentes. A manera de ejemplo, la BBC publicó en Octubre de 2014 #PriceOfFootball,  un estudio sobre los precios del fútbol en 176 clubes del Reino Unido y 31 de Europa, arrojando datos relevantes: es más costoso comprar un abono anual de un equipo de la quinta división de Inglaterra que algunos tipos de abonos del Real Madrid o Barcelona; o que el precio promedio del abono anual en Inglaterra ha crecido en un 716% desde 1989, promovido primordialmente por el enfoque comercial de la Premier League. En esta nueva dinámica es el hincha el que más se ve afectado: su relevancia ha sido relegada a temas secundarios y la influencia en el proceso de toma de decisiones de los clubes y del fútbol en general es casi nula, pues aquellos actores que detentan el acceso al capital son quienes dictaminan el devenir del deporte. Esta situación contrasta irónicamente con la razón de ser de los hinchas del fútbol: apoyo incondicional, lealtad y voluntad de gasto en el club sin necesidad de éxito; es el estado del arte de cualquier tipo de cliente y/o consumidor de una marca. A lo anterior se debe agregar el impacto de las nuevas tecnologías y el boom del Internet, que ha reforzado y refrescado el deseo de algunos hinchas por retomar la importancia de su voz. La posibilidad de acceder desde cualquier lugar a información al instante  permite al fanático estar continuamente involucrado con la actualidad del fútbol, generando un canal de doble vía entre el club y el hincha. En ese orden de ideas, la  nueva ecuación “fútbol-tecnología-negocio” ha moldeado nuevas categorías de hinchas. La agencia Repucom en su estudio “World Football 2014” menciona cómo el 32% de los fanáticos utiliza internet móvil para mantenerse informado, mientras que 1 de cada 4 accede a las redes sociales para interactuar en torno al fútbol. A partir de ello, Giulianotti identifica los principales segmentos de hinchas en función de su grado de involucramiento y lealtad con un equipo de fútbol (ver Imagen 1). Imagen 1: Categorización de los hinchas Dentro de estas 4 categorías, resalta el liderazgo del segmento de “fanáticos”, aquellos que tradicionalmente acompañan al equipo dondequiera que vaya y quienes han tomado la vocería en torno al desencanto que ha derivado de una relación desbalanceada hacia los hinchas. A través de acciones concretas que buscan despertar el sentimiento colectivo, este segmento enfatiza en una interacción más directa y transparente con los demás actores de la industria del fútbol, en pos de la consecución de objetivos tangibles que influencien el proceso de toma de decisión. No obstante, y a pesar de estas iniciativas, el status quo del fútbol se mantiene renuente en una alta proporción a ser más inclusivo con los hinchas. Por tal motivo y frente a sucesos que han afectado a equipos, comunidades e hinchas por mala gestión de los clubes y un alto grado de desinterés frente a sus puntos de vista, un nuevo movimiento social ha venido consolidándose durante los últimos años: el “punk football” o activismo de hinchas. El aspecto fundamental de este nuevo movimiento se centra en la organización colectiva de hinchas en torno a un mismo propósito, generalmente fomentando la acción y el cambio frente a una situación particular que está afectando sus intereses. Sumado a ello, aspectos como el empoderamiento, la co-creación y las redes de colaboración en esta era digital les permite diseñar, organizar e implementar acciones colectivas que reviven el poder del hincha, fomentando mecanismos de presión online y offline. Este “lobby” se segmenta en dos dimensiones. La primera, denominada movilización, se centra en situaciones en las que los hinchas acatan la estructura de propiedad de los clubes y/o el marco institucional del fútbol, pero tienen interés en modificar aspectos puntuales del día a día (experiencia en el estadio, decisiones directivas impopulares) o a nivel estructural (cambio de sede, precios, cambio de nombre del equipo, entre otros). Muchas veces, incluso, estás iniciativas son bien recibidas por clubes y otros actores del fútbol, derivando en estrategias conjuntas que benefician a todos. La segunda categoría, denominada propiedad, sí tiene reparos frente a la estructura de poder y, bajo la premisa de que los hinchas contribuirían con un mayor grado de transparencia e interés a la gestión de los equipos, se concentra en acciones colectivas que  les permitan acceder a una porción parcial o total de la propiedad de los clubes; una insurrección directa de los hinchas hacia el poder. La aplicabilidad de una u otra opción depende igualmente del marco institucional y las externalidades que existan en cada situación. Por ejemplo, casos en los que el marco legislativo provee más atribuciones a los hinchas (como Alemania o Suecia, donde la ley promueve que los hinchas sean los dueños de por lo menos el 51% de cada equipo), son más proclives a utilizar la movilización como evidencia del poder del hincha. Por el contrario, escenarios en los que prima la desregularización como el caso de Inglaterra, y en menor medida Colombia, tienden a fomentar una mezcla de movilización y propiedad, con el objetivo de influenciar cambios en el marco institucional que permitan rescatar el poder del hincha y su voz y voto dentro del fútbol. A pasos lentos, el poder del hincha ha resurgido y ello se evidencia con logros a nivel institucional e individual en algunos clubes. En el caso de Europa, por ejemplo, algunas pequeñas victorias institucionales a nivel UEFA como el Fair Play Financiero (que por más fallos y vacíos que tenga, busca atacar situaciones de descontrol de intereses privados que perjudicaban al club y sus hinchas) o el Oficial de Enlace con los Aficionados -SLO- (impuesto por la UEFA, se trata de un nuevo cargo obligatorio dentro de la estructura de todo equipo europeo, responsable de la relación entre los hinchas y el club), denotan una senda hacia el cambio. De igual forma, la formalización de Federaciones de hinchas en algunos países europeos realzan el interés por volver más tangible la voz del hincha a través de un órgano de gobierno que recopile intereses de los fanáticos y los traslade a los otros actores del ecosistema futbolero. En ese ámbito, quizás el mayor logro que se ha generado en el marco de la institucionalidad se refiere a la posibilidad legal de crear asociaciones de hinchas (por club/ciudad) que a través de una arquitectura legal y administrativa, manejen un fondo financiero común que les permita organizarse para explorar oportunidades de acceso a la propiedad de clubes. En el caso más extremo, que es el del Reino Unido, los Supporters’ Trusts (asociaciones de hinchas con personería jurídica) emergieron precisamente como una respuesta a esos malos manejos que por falta de control y transparencia se le daban a los clubes, llegando hasta el punto de quiebre en el que los hinchas decidieron hacerse con el poder, basados en las premisas del “Punk Football”. La experiencia inglesa (sumada a las buenas prácticas ya existentes en países pro-hinchas) ha sido un caso excepcional, puesto que significa revertir la estructura de poder de agentes privados hacia los hinchas. Según Supporters Direct, la entidad que fomenta el modelo cooperativo de propiedad de hinchas en el Reino Unido y Europa, actualmente existen 35 equipos en el Reino Unido que son propiedad exclusiva de los hinchas y más de 220 asociaciones que realzan la voz del hincha con o sin participación en las juntas directivas de los clubes.  Hoy en día, los ejemplos más representativos se encuentran en la League 2, es decir la cuarta división inglesa, donde cuatro equipos  son gestionados por los fanáticos: AFC Wimbledon, Exeter City, Wycombe Wanderers y Portsmouth (el mismo equipo que ganó la FA Cup en 2008 y por desastrosos manejos financieros descendió 3 categorías y estuvo a punto de la extinción, hasta que el Pompey Supporters’ Trust decidió comprar el equipo). De manera similar,  casos  representativos como el Swansea City (equipo de la Premier League en el que los hinchas tienen el 20% de la propiedad y una silla en la Junta Directiva) o el FC United of Manchester (equipo creado por los hinchas en contraposición a la compra del Manchester United por la familia Glazer de Estados Unidos), exhiben un cambio de paradigma. Ello, sumado al ejemplo de clubes alemanes, algunos españoles (Real Madrid, Barcelona o Athletic Club), portugueses (Sporting de Lisboa), entre otros; contribuyen al replanteamiento de un nuevo orden dentro del fútbol europeo. A nivel de iniciativas lideradas por hinchas en clubes o ligas, el caso de Inglaterra es el más diciente, dado el valor que tiene el fútbol y el resguardo de la tradición que se busca con esta disciplina. Apalancados por las nuevas tecnologías, campañas  nacionales como #PriceProtest, #FootballWithoutFansIsNothing, #NoToGam£39  se han centrado en fomentar la reconsideración de los altos precios de boletería para los hinchas o enfrentar medidas unilaterales de los entes institucionales para explotar comercialmente el fútbol inglés. Igualmente, iniciativas como #Safestanding#WatchingFootballIsNotaCrime o la campaña #KickItOut, entre otros, buscan fomentar una mejor experiencia en el estadio y mayor armonía en la relación de los hinchas con autoridades y/o frente a temas como racismo y diversidad. Asimismo, iniciativas colectivas que han generado resultados tangibles demuestran que la voz del hincha está cada vez más fuerte. Tal es el caso de #CityTillWeDie, campaña liderada por los hinchas del Hull City, en contra de la iniciativa del dueño del equipo, Assem Allam, de cambiar el nombre a Hull Tigers. Tal fue el éxito de esta manifestación iniciada en Internet pero implementada en el mundo real, que la FA (Asociación de Fútbol de Inglaterra) denegó el cambio de nombre al dueño. Éste, en represalia con esta decisión, puso el equipo a la venta. Otra campaña con éxito fue #BringCityHome, mediante la cual hinchas del Coventry City  presionaron a los dueños del club para que el equipo retornara a su estadio original, el Ricoh Arena, que había sido cambiado por motivos comerciales. Después de marchas, manifestaciones en el estadio y una fuerte exposición mediática, los dueños decidieron acatar la demanda colectiva. En ese orden de ideas, la combinación de un entorno adecuado, la existencia de una infraestructura y marco favorable para la difusión de la voz del hincha junto con una exposición mediática, generan un resultado que sí está forjando cambio. Está más en la conciencia y convencimiento de los propios fanáticos en llevar a cabo acciones colectivas que en la factibilidad o no de la consecución de los objetivos. Por ello, en industrias de fútbol nacientes como la latinoamericana o la misma colombiana, esta tendencia hasta ahora está iniciándose. De un lado, en el caso colombiano, la nueva Ley del Deporte (Ley 1455 de 2011) busca formalizar en primera instancia el marco institucional del fútbol. La mencionada ley promulga, entre otros apartes, que toda entidad deportiva debe tener al menos 5 socios y ninguno contar con más del 20% de capital suscrito y pagado, lo que implica que las actuales empresas o asociaciones de equipos profesionales migren hacia un nuevo modelo de negocio, específicamente hacia sociedades anónimas o corporaciones sin animo de lucro. No obstante, esta transición no ha sido tan efectiva y todavía muchos equipos incumplen con esta prerrogativa y tienen en su haber malas prácticas de gestión. O, como acaece en otros apartes del derecho, utilizan el marco legal para eludirlo. Tal es la razón de ser de la campaña #AsambleaYa, promovida por los accionistas minoritarios de Millonarios y que busca reunir a este tipo de socios para lograr el 10% mínimo de las acciones que permita citar a una Asamblea Extraordinaria en la que los accionistas con mayor peso en la institución rindan cuentas sobre los manejos administrativos, financieros y accionarios dentro del equipo. De igual forma, la iniciativa #NoMasLigaPostobon, fomentada por representantes de diferentes hinchadas, tiene como objetivo desplegar un mecanismo de presión y exposición sobre la condición de Postobón como patrocinador oficial de la Liga, poseer acciones en los canales de televisión que transmiten el rentado nacional y además ser dueño de un equipo de fútbol (aspecto que, cabe resaltar, en otros países es prohibido).  Si bien estos dos ejemplos muestran una reacción de los hinchas contra el status quo de la industria en Colombia, casos como el del cambio de sede reciente de las Águilas Doradas o la situación del América de Cali podrían ser canalizadas de una manera más eficiente a través de iniciativas de los hinchas. Si bien estas iniciativas han sido efectivas en muchos casos y realzan el poder del hincha, poseen unas desventajas tácitas como su naturaleza reactiva (siempre en respuesta a una situación extrema en contra de los hinchas) y/o su falta de interrelación con otras iniciativas (generalmente el hincha se preocupa por sus propios problemas). No obstante, está comprobado que si se fortalece el trabajo en conjunto y se fomentan aspectos como colaboración en red, co-creación y empoderamiento de los hinchas en un espacio virtual, el impacto de estas iniciativas puede ser aún mayor. Por ello y para ello nace FanVox, una iniciativa creada por dos estudiantes colombianos de posgrado en el Reino Unido que, unidos por la pasión por el fútbol e incentivados por esta problemática, decidieron conceptualizar e implementar una plataforma digital que centraliza la voz de los fanáticos del fútbol, con el fin de rescatar su relevancia en la industria. En ella, los hinchas pueden expresar, compartir y consolidar sus opiniones, al mismo tiempo que establecen una red de cooperación para influenciar el proceso de toma de decisiones de los principales protagonistas de la industria del fútbol, a través de la proporsición de iniciativas. Con un lanzamiento piloto en noviembre de 2014 en versión web y mobile app, FanVox será el espacio privilegiado para canalizar la voz del hincha y promoverla a la audiencia general e industria de manera asertiva, para así fomentar una interacción mucho más balanceada dentro de la industria del fútbol. Así las cosas, se puede aseverar que el poder del hincha está en un punto de inflexión muy interesante que le permitirá a los fanáticos, de manera organizada y centralizada, generar un cambio para bien en la industria del fútbol. El hincha, no obstante, debe darse cuenta que sin violencia y bajo unas premisas claras, definitivamente puede innovar y generar disrupción en el fútbol. Ello, igualmente, debe venir acompañado de ciertos aspectos del entorno, y por ello es sumamente importante que en Colombia se empiece a pensar en un cambio institucional hacia la creación de una federación de hinchas, como también el fomento a aquellas asociaciones que de manera transparente quieran involucrarse mucho más en la gestión de los clubes. No se debe olvidar que el fútbol se ha cimentado en el capital social durante los últimos 150 años; la industria del fútbol no puede obviarlo. #LaVozDelHinchaSeraEscuchada   Por: Daniel Velásquez Co-Fundador de FanVox @FanVoxCo  

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