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Osorio ganaba el clásico, Osorio empató el clásico

Yo no tengo nada personal en contra del profesor Juan Carlos Osorio. Soy hincha de Atlético Nacional y como tal me duele demasiado lo que pasó en el clásico que el cuadro verde empató a un gol con el DIM. De entrada les quiero decir que lo que voy a exponer en este post no va a tener ningún arrepentimiento si Nacional es finalista, campeón de Colombia, de la Libertadores o del mundo, todo de la mano de Osorio (ojalá fuera así). Vivo el presente y hoy este post fechado al 8 de diciembre, tiene como objetivo analizar el por qué Juan Carlos Osorio es el principal responsable de la NO victoria nacionalista ante su rival de patio, en un partido que estaba para ganarlo. Hablar de la formación titular que plantó Osorio es un desgaste. Acá me puedo quedar escribiendo 15 mil palabras al respecto para llegar a una conclusión: la tal rotación solo la entienden las neuronas de Juan Carlos Osorio y de pronto las de su asistente técnico, Pompilio Páez. Por lo menos yo, un terrícola más, he tratado de entenderla con los argumentos del profe, con lo visto en la cancha y con los argumentos de los demás y me doy por vencido: no entiendo ese rollo tan “sofisticado”. Ya en el plano del rendimiento del equipo, Nacional en el primer tiempo jugó bien. Nacional le cerró espacios al rival, lo metió en su campo, lo atacó por ambos flancos y fue amplio dominador. La temprana lesión de Mosquera permitió el ingreso de un Uribe que a punta de diagonales y movilidad complicó a la pareja de centrales del rojo e hizo figura al arquero Castellanos, que sacó de todo. Y cuando el arquero es figura, pues el análisis no amerita más cosa: el rival tuvo un buen flujo de ataque. Con el tema de Uribe la cosa es sencilla. No juega mal pero no la mete. Pero ayer al pereirano se le veía un hambre y unas ganas de meterla y celebrar impresionantes. Al final del partido en esos corrillos que se oyen a la salida del estadio entre los hinchas, oía a varios decir que el culpable de la no victoria verde había sido del “petardo” de Uribe. Respetable opinión, pero a mi gusto muy equivocada. Volviendo al tema. Nacional logra un gol justo y con eso se fue al descanso. La tribuna, la barra, el hincha, reflejó lo que mostró el equipo en la primera etapa con una tanda de cánticos llenos de alegría que duró casi la mitad del descanso. Los primeros diez minutos del segundo tiempo tuvieron un pequeño impulso del Medellín que fue bien controlado por el verde y de nuevo el equipo cargó sobre predios de Castellanos y lo corroboró como figura. Luego llegó la decisión que cambió el destino de lo que debió ser este clásico… Yo hasta ese momento veía un cambio para Nacional: la salida del apático, poco dinámico y errático Jersson Córdoba y el ingreso del joven explosivo, metelón y más coherente, es decir: Sebastián Pérez ¿Qué ganaba ahí el equipo? Fácil, Mejía contaría con un socio “obrero” y “raspador” que le ayudaría en la recuperación, ganaba el equipo en marca y no se desbarataba la figura y el espíritu ofensivo que le estaba causando mucha preocupación a la defensa del rojo. Pero todo eso fue algo que pasó por mi humilde cabeza. Yo ni he estudiado en Manchester, ni tengo libreta para apuntar fórmulas de ecuaciones cuánticas futbolísticas, ni hablo con términos raros sobre volantes “resolutivos”. No, yo y creo que el 99% de los que leen este texto y han visto a Nacional, vemos el fútbol con más facilidad, sin tanta arandela. Volvamos al momento nefasto. Juan Carlos Osorio envía al campo a Sebastián Pérez y saca a Fernando Uribe. Malo, regular o bueno, resistido o aceptado, Uribe era una preocupación para el DIM y Juan Carlos Osorio le quitó esa preocupación. Un Director Técnico tiene como función primordial el generar estrategias para complicar al rival para así ganarle. Pero no, nuestro DT lo que hizo fue quitarle un problema de encima al rival…Lo vimos todos. Pero la cosa no paró ahí. El volante creativo, Macnelly Torres (un hombre que no es de velocidad, que su virtud, de sobra, es ser un gran pasador de balón) pasó a ser el centrodelantero. Y Jersson Córdoba, el más discreto de Nacional hasta el momento, pasó a ser el eje creativo. El mundo al revés, el mundo de los espejos invertidos, el mundo de Alicia en el País de las Maravillas, el mundo del fútbol que ve Juan Carlos Osorio. Nacional, como lo podía pronosticar cualquier mortal que sepa que la pelota es redonda, se quedó sin flujo ofensivo y Medellín empezó a pensar en el empate, cuando antes del cambio de Uribe pensaba en no dejarse encajar el segundo gol. En resumen, por orden de Osorio, Nacional al minuto 15, ganando 1 a 0, se echó para atrás. Con todo respeto, eso es algo que va contra la filosofía, la historia y la grandeza de este club. Es una falta de respeto. Si eso se hace ante el Barcelona, vale… Pero ¿hacerlo ante un equipo con la propuesta futbolística que ofrece el rival de plaza? Luego viene una decisión que corrobora el sin rumbo de Osorio en el partido. Ingresa a Micolta para ubicar de nuevo a un delantero y retrasa a Macnelly a su puesto de origen. Es decir, un ejemplo de improvisación en un partido catalogado de final. Llega el empate en una jugada ingenua. Pero más allá del error del joven pero buen arquero Bonilla (bien decía Óscar Córdoba que un arquero se forma cuando le han encajado mínimo 600 goles) Nacional había sentenciado su suerte con los cambios que le dieron la llave al DIM para animarse a empatar un partido impensado. Porque en lo individual yo esta vez rescato muchos nombres. Son mayoría en esta ocasión los que lo hicieron bien. Faryd Díaz: impasable. Medina y Murillo: sólidos. Bernal: lleno de ganas y buen rendimiento. Mejía: capo en el medio. Macnelly: chispazos pero no dejo de reconocer esos chispazos. Valencia: el gol y mil más que se come. Uribe: ganas, muchas ganas pero lo sacaron. Y se rajan con creces: Córdoba: el más flojo. Avilés: el más inmaduro. Bonilla: el error, no se le puede rebajar y de ahí debe aprender. Este año no había salido tan aburrido del estadio como el 6 de diciembre. Lleno de preguntas estoy: ¿Entiende Juan Carlos Osorio la filosofía que ha forjado la historia de Nacional? ¿No estamos llenos en el equipo de un discurso de verso y lógica sin lógica? ¿Tanto aparataje no complica más al jugador? ¿No es el fútbol más sencillo, fácil y práctico? ¿Osorio sabe tanto que ya no sabe lo que dice saber? ¿Es Nacional el equipo para Osorio? ¿Hay que volver a la escuela nuestra, la de los técnicos de la “casa”? ¿El técnico está en un estado de terquedad que se va a morir con la de él así Moby Dick le hunda el barco? ¿Ha sido Juan Carlos Osorio el principal rival del mismo Nacional en este cuadrangular? ¿No ganar la Liga, no sumar una estrella en el escudo es un fracaso total o lo salvan la Copa Postobón y la Superliga? ¿Merecemos llegar a disputar un título? ¿Yo estoy completamente desfasado? En fin, les dejo esas inquietudes. Por ahora lo único real es que hay que ir a apoyar el domingo, sufrir por que se dé otro resultado y esperar lo más difícil: que no vuelvan las locuras que nacen desde nuestro propio banco técnico. Este post también aparece publicado en el Blogverdolaga http://www.blogverdolaga.com/post/37476717084/osorio-ganaba-el-clasico-osorio-empato-el-clasico

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