Allí donde Juventus (2008-09) y Milán (2011-12) no pudieron más que empatar, naufragó un equipo romano que lleva casi cinco años sin vencer a domicilio en la Champions.
Roma, que festejó como un éxito el empate logrado en el Olímpico contra el Barcelona en la primera jornada, fue un equipo caótico en la media hora inicial, en la que mostró por qué firma el peor comienzo de temporada desde que el francés Rudi García ocupa su banquillo.
No tuvo mucho que festejar García, que esta noche cumplía su partido cien al frente del conjunto romano y no esperó siquiera al descanso para modificar su equipo, asustado por la debacle que estaba presenciando.
Porque Roma se quedó sin opciones muy pronto. Pese a las notables ausencias de Keita, Totti y Dzeko, lesionados, Rudi García apostó por un conjunto ofensivo, con el argentino Juan Manuel Iturbe, el egipcio Mohamed Salah y marfileño Gervinho en el ataque.
Consciente de la necesidad de vencer en la que presumía su salida más sencilla, el subcampeón italiano trató de jugar en campo del rival, pero su plan se desbarató pronto, víctima de su debilidad defensiva.
Primero, al mostrarse incapaz de alejar de su área un balón que acabó rebotando en el larguero, tras un disparo de Maksim Volodko y que metió en la meta italiana Igor Stasevich. Cuatro minutos después, por un error de colocación de Wojciech Szczesny, que aprovechó Filip Mladenovic para batir al meta polaco desde 30 metros.
En plena debacle romana, el lateral serbio aumentó su cuenta con un nuevo gol, esta vez por alto y también con la ayuda de un poco afortunado Szczesny (m. 30).
Con todo perdido, Rudi García forzó la entrada en el campo ocho minutos después del español Iago Falque, suplente por no estar totalmente recuperado de sus problemas físicos, y tras el descanso del griego Torosidis, en lugar de un desafortunado Iturbe.
Roma se volcó sobre el área bielorrusa, redujo la desventaja en el 65, por medio de Gervinho, tras un pase dentro del área de Falque, y a punto estuvo de culminar una hazaña impensable en los últimos diez minutos, cuando anotó Torosidis (m. 82) y Florenzi remató al larguero (m. 83).
Tembló el BATE, pero logró resguardar un triunfo histórico que alimenta sus esperanzas y reduce casi al límite las posibilidades de su rival.
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