Hoy hay fútbol en el Campín. Millonarios se juega su intención de clasificar a los octavos de final de la Copa Águila. Todos iremos hoy a apoyar al equipo y con los corazones y mentes llenos de ansiedad. Esta, ante la proximidad del partido del domingo frente al equipo de la organización Ardila Lulle. El clásico del fútbol colombiano que nació a partir de la infamia y bajeza. La rivalidad en Colombia la estigmatizan por la violencia. Como siempre en este país eternizamos las causas dejando de lado la esencia de los hechos. Para el fútbol nada mejor que dos equipos que representan regiones y estilos diferentes tengan una rivalidad profunda y marcada. El error es que nuestras pasiones las expresamos con violencia y agrediéndonos físicamente. El 26 de abril de 1989 de una manera descarada y burda, Hernán Silva árbitro chileno, le metió la mano a Millonarios a favor de Nacional. Años después contaría como fue obligado a aceptar prevendas para favorecer al equipo de Medellín. Eran los años en que o te vendías o te mataban. Una forma más sofisticada de favorecimiento fue la de tener al mismo dueño del equipo como patrocinador del torneo. A nadie le consta que se compraban árbitros pero nadie puede decir que en esta época los fallos arbitrales a favor de Nacional eran decisivos. La historia comenzó en Millonarios con Alfonso Senior y la de ellos con Hernán Botero extradito a estados Unidos por narcotráfico. Y en culpas pagadas hay diferencia. Mientras que Millonarios pagó con creces por 20 años los dineros ilícitos que llegaron en los ochentas, ellos pasaron de agache. Mientras los hinchas de Millonarios somos presas de los medios de comunicación para tildarlos de asesinos y otras cosas ante hechos de unos cuantos, nadie le pregunta a la barra Los Del Sur su relación con el jefe paramilitar “Don Berna” y la “pacificación” de la tribuna sur en la llamada “Donbernabilidad” en la alcaldía de Sergio Fajardo. El domingo hay que salir a ganar. Los jugadores deben saber que este es el partido del hincha de Millonarios. Que todo el sudor debe dejarse en la cancha. Por la clasificación a los play off, por el orgullo de la ciudad capital de Colombia y por la pasión de sus millones de hinchas. Mono querido y Mayer hay que apretar los dientes y ganar o ganar. Ellos tienen sus argumentos para odiar a los rolos. Nosotros aquí tenemos la certeza de saber: QUE DIFERENTES SOMOS. MINUTO FINAL: Repito, las rivalidades futbolísticas no son malas. Salir a matarnos por ellas es lo que se debe erradicar por completo. Si a la rivalidad no a la muerte. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR
Actualizado: enero 25, 2017 02:49 p. m.