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Reflexión para Armani

Como hinchas no podemos estar de "apoyo en apoyo incondicional". Eso es una hipocresía del tamaño del trasero de la gorda de Botero. Es igual que en la amistad, uno a su lado no necesita gente que le diga que todo está correcto, que uno es un "ícono fantástico" y que la vida está ideal, sobre rieles. No, uno muchas veces necesita que lo aplanen, que lo pongan en su sitio y que le hagan ver lo que el ego enceguece ¿Duele? Sí, pero se agradece. Franco Armani es un arquero con una historia muy peculiar. Aterrizó por "accidente" en Nacional, era un desconocido, una especie de experimento que a punta de paciencia, humildad y trabajo se supo ganar el respeto y admiración por sus atajadas. Todo arquero aprende y se forja con el error. Esas lecciones las aprendieron hasta el último balón arqueros como Dino Zoff, Preud´Homme, Zape, el gran José René Higuita y otros. Cada balón es una lección, en cada pelota se juegan el rol de héroes o villanos. Ayer el buen Armani se hizo un gol tonto. Tonto por donde se le mire y la pelota se metió. Leo que hay que apoyarlo incondicionalmente y difiero. Difiero porque se le hace un mal y acolitamos la hipocresía del "apoyo incondicional". Duele el gol, duele porque es Armani, duele por él que ha sacado balones increíbles y se le coló el más tierno, duele por la derrota. En el fútbol hay que llamar al orden. No sobra el regaño, el buen regaño que haga reaccionar. No sobra un buen jalón de orejas que lleve a mejorar. Es fútbol, no es jugar a las muñecas. Armani es un hombre inteligente, un arquero muy capaz. De goles bobos se aprende, no siempre de "apoyos incondicionales". Los regaños también sirven. Mal que bien, hoy de nuevo salió el sol. Seguir a @poterios

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