En poco más de dos meses en el banquillo del Chelsea, el interino Roberto di Matteo ha revitalizado a un veterano equipo que está a un paso de conseguir su primera Liga de Campeones.
Cuando Di Matteo sustituyó al destituido André Villas-Boas, del que era su segundo entrenador, pocos veían a este inexperto técnico italiano capaz de cambiar la dinámica de un equipo desdibujado y con sus estrellas lejos de su mejor rendimiento.
Al cabo de dos meses, el Chelsea se proclamó campeón de la Copa de Inglaterra y se clasificó por segunda vez en su historia para una final de la Champions, la obsesión de su propietario, el millonario ruso Román Abramóvich.
Conocedor del club tras una etapa de seis años como jugador, Di Matteo apostó por la vieja guardia del Chelsea -John Terry, Frank Lampard y Didier Drogba- y recuperó el espíritu de un equipo ganador.
"No tengo palabras sobre lo que ha hecho. Mira las cifras, no es una coincidencia. Él ha creado este ambiente, este espíritu y esta determinación", dijo de su técnico Lampard, uno de los pesos pesados del vestuario.
Aunque su nacionalidad es italiana, Di Matteo nació en Suiza en 1970 y fue en el país alpino donde este centrocampista ofensivo con un buen disparo a larga distancia comenzó su carrera profesional.
Tras tres años en la Serie A italiana vistiendo los colores del Lazio, Di Matteo recaló en 1996 en la que se convertiría en su casa futbolística: Stamford Bridge, estadio donde se retiró en 2002.
Seis años después, el italiano inició su andadura en los banquillos en el Milton Keynes Dons, de la Tercera división inglesa, desde donde dio el salto al West Bromwich Albion, al que ascendió a la Premier League en su primera temporada.
Casualidades del destino, fue una derrota de los "blues" ante el West Bromwich la que precipitó la marcha de Villas-Boas y ofreció al italiano la oportunidad de dirigir al club de su vida.
Di Matteo renunció al fútbol de toque que había intentado implantar su predecesor y recuperó las esencias del juego del Chelsea.
Con esta fórmula, los "blues" remontaron un 3-1 al Nápoles en octavos de final, eliminaron al Benfica portugués y sorprendieron en semifinales con un memorable entramado defensivo que anuló al Barcelona y les dio el billete para la final de Múnich.
Tras contar con grandes entrenadores como Jose Mourinho, Luis Filippe Scolari o Carlo Ancelotti, curiosamente las dos únicas veces que el Chelsea accedió a la final de la Champions haya sido con un técnico interino.
La última fue en 2008 con Avram Grant, sustituto de Mourinho y también exjugador del Chelsea, en el banquillo. Los "blues" perdieron en la tanda de penaltis ante el Manchester United tras un inoportuno resbalón de Terry al realizar su disparo.
Esta vez Di Matteo pretende cambiar el destino de su antecesor y conseguir el ansiado sueño de Abramóvich por el que invirtió muchos millones de euros y apostó por ocho técnicos: coronar al Chelsea como mejor club de Europa.