El capitán afirmó también que el autobús que los transportó al estadio fue apedreado y criticó además la negativa del Sao Paulo de permitirles el reconocimiento del estadio Morumbí.
"Nosotros les prestamos La Bombonera, los tratamos bien. Lo de ellos es hasta entendible, no lo justifico, pero lo que no toleramos es la agresión física y las amenazas", declaró el jugador al canal de televisión Fox Sports.
La final de la Copa Sudamericana fue dada por terminada antes de comenzar el segundo tiempo por el árbitro chileno Enrique Osses ante la negativa de los jugadores argentinos de retornar al campo.
La delegación acusó a hombres de la seguridad privada del estadio de haberlos agredido a golpes, con palos y hasta de haber mostrado armas de fuego.
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Los jugadores de Tigre, que protagonizaron un amago de riña con los locales al terminar el primer tiempo, explicaron que tras las agresiones del personal de seguridad privada del estadio decidieron no presentarse para el segundo tiempo del partido.