El Tour de Francia 2023 estará en la mira de grupos ecologistas

Gran escaparate para cualquier tipo de reivindicación, el Tour de Francia, que empieza el sábado en Bilbao, se prepara de nuevo para acciones de militantes ecologistas, cuando el tema del cambio climático está cada vez más presente en el ciclismo y en el deporte en general.

Agujeros de golf tapados, Grandes Premios de Fórmula 1 alterados, partidos de tenis y hasta de billar interrumpidos. Los acontecimientos deportivos son blancos habituales de los activistas que alertan sobre la urgencia climática.

El ciclismo tiene de particular que es a la vez un transporte sostenible y una actividad inevitablemente contaminadora al más alto nivel.

"Cogemos el avión todo el tiempo. Los camiones de los equipos van a las carreras. Hay caravanas publicitarias y todos los coches que la siguen. Nuestro trabajo no es muy virtuoso en cuanto al clima", cree el ciclista alemán Simon Gescke, ahora convertido en vegano.

Con su caravana, sus objetos publicitarios repartidos por millones, sus helicópteros para los invitados y sus grandes multitudes, el Tour de Francia encarna, como ninguna otra prueba ciclista, la paradoja de un deporte que es a la vez un objeto de promoción de movilidad sostenible y un emisor de carbono.

Amaury Sport Organisation (ASO), la sociedad organizadora del Tour de Francia, afirma hacer esfuerzos y recuerda un balance de carbono hecho en 2021 que muestra que las emisiones (incluyendo las emisiones indirectas) se habían reducido en un 40 por ciento respecto al balance anterior realizado en 2013.

- "Tribuna mediática" -

Y en términos de contaminación, la caravana publicitaria, según las cifras de ASO, no pesa demasiado emitiendo 4.505 toneladas de CO2 en 2021 de un total de 216.000 toneladas (frente a 341.000 toneladas en 2013). De hecho, más del 90 por ciento procedente de emisiones indirectas causadas por los millones de espectadores que se reúnen en las carreteras.

Pero, algunas ciudades como Rennes en 2021, ya rechazaron organizar la salida del Tour por razones medioambientales, en la estela de las críticas del alcalde ecologista de Lyon, Grégory Doucet, que había considerado la carrera obsoleta y contaminadora.

Este año, el Tour de Francia tendrá etapa en Burdeos por primera vez desde 2010 a petición del alcalde ecologista, Pierre Hurmic. "He tenido que entrevistarme con Christian Prudhomme (el director del Tour) para convencerlo de que una ciudad ecologista reclamaba el Tour de Francia", dice el regidor a 'AFP', asumiendo querer romper la imagen de ecologistas opuestos por defecto a la ronda francesa.

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El pasado año, el Tour de Francia sufrió tres acciones de militantes ecologistas de la organización 'Dernière rénovation'.

"Los espectadores del Tour son numerosos en Francia, es una tribuna mediática extremadamente poderosa", justifica su representante, Nicolas Turcev, a la agencia 'AFP'.

Este año, las autoridades vigilan nuevas acciones, especialmente en la 9ª etapa, el 9 de julio entre Saint-Léonard-de-Noblat y el Puy de Dôme. Debe pasar por la zona de Millevaches, donde la carrera de motocross del En'duo du Limousin se vio alterada en noviembre.

- "Contraproductivo" -

La vigilancia será alta, según fuentes policiales, sobre todo porque la etapa tendrá lugar un domingo lo que permite una "ventana mediática" máxima.

Christian Prudhomme declara a la 'AFP' que no está "ni más ni menos preocupado de lo normal". Simplemente destaca que "bloquear el Tour es a menudo, por no decir siempre, contraproductivo para los que lo hacen".

"Tengo a veces la sensación de que no se dan cuentan de que ellos mismos se ponen en peligro, ya que un pelotón que llega a 50 km/h no lo paras así como así", añadió

La ecología es un asunto cada vez más apremiante. "Este tipo de acciones van a repetirse", considera el ciclista francés Guillaume Martin, preocupado por "el desafío del siglo" y que dice el mismo sentir "cierta culpabilidad" de practicar su deporte.