Tras tres días marcados casi más por las cuestiones extradeportivas que por las meramente competitivas, la cuarta etapa de la septuagésima octava edición de la Vuelta a España trajo por fin la tranquilidad a la carrera española.
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Las noticias que deparó el viaje entre Andorra la Vella y la Imperial Tarraco fueron todas ellas relativas a cuestiones deportivas durante las algo más de cuatro horas de pedaleo, en 4:05:41 paró el reloj el australiano del Alpecin Kaden Groves como vencedor del día. Y el belga Remco Evenpoel (Soudal-Quick Step) como líder.
Con certeza no fueron excesivamente relevantes, salvo las caídas en la parte final, porque el gran pelotón se limitó a mantener el pulso de manera controlada con los escapados, el trío que conformaron casi de salida el argentino Eduardo Sepúlveda (Lotto Dstny) junto a los españoles Ander Okamika (Burgos-BH) y David González (Caja Rural-Seguros RGA). Al final la cuestión a resolver era conocer al más rápido junto a la muralla tarraconense.
LAS CAÍDAS SON PARTE DEL CICLISMO
No es que las caídas no sean una cuestión preocupante, porque lo son y también por las consecuencias que conllevan, pero forman parte del desarrollo de una carrera como la Vuelta y del ciclismo en general.
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Hubo algunas y entre los implicados estuvieron algunos nombres importantes como el colombiano Santiago Buitrago (Bahrain) o el neerlandés Wilco Kelderman (Jumbo-Visma) que sufrieron una fuerte caída a cuatro kilómetros del final. La jornada la acabaron, pero habrá que ver si los daños sufridos les permiten continuar o les obligan a dejar la prueba.
JAVIER GUILLÉN VISITA AL LÍDER ANTES DE LA ETAPA
Quizá poniéndose la tirita y en previsión de que se pudiera producir una nueva herida no deseada, el director general de la Vuelta, Javier Guillén, visitó antes de la salida en el Parc Central de Andorra donde estaba toda la caravana ciclista, a Remco Evenpoel, portador de 'la Roja'.
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Allí le expresó y ratificó al del Soudal-Quick Step el deseo de que a partir de ahora quede cerrado el capítulo continuo de desatinos y prácticamente caos en los que se ha movido la carrera española en sus tres primeras jornadas.
Guillén ya manifestó el mismo lunes, tras la llegada a Arinsal, que desde la organización lamentaban lo que pasó en meta y por ello pidió "disculpas" y anunció un análisis de lo acontecido estos tres primeros días.
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La contrarreloj por equipos prácticamente a oscuras de Barcelona la jornada inicial; la neutralización de nueve kilómetros tras anunciar inicialmente que serían 3,6 y después de negociarlo con los líderes el segundo día entre Mataró y Barcelona, en una jornada en la que la carretera pareció estar enjabonada por la lluvia. Y para rematar el tercer día la caída de Evenepoel en Arinsal, el primer final en alto, después de ganar la etapa y convertirse en el nuevo líder tras impactar con una persona y acabar estrellado contra una valla.
Incluso algunos destacados miembros de la organización, tras el incidente de Arinsal, reconocían estar deseos de poder vivir por fin un día tranquilo en el que el único protagonismo fuese el del ciclismo y su parte competitiva.
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También pudo ser incluso peor, porque la Policía Nacional desbarató el intento de cuatro individuos, que acabaron detenidos, por querer boicotear la Vuelta Ciclista a España su paso por la comarca del Solsonès (Lleida) donde pretendían derramar en la calzada 400 litros de un líquido similar al aceite de motor.
Poco a poco todo el mecanismo de la Vuelta ya parece empezar a estar engranado y sin fisuras, con lo que todos confían en que lo vivido los primeros días en Barcelona y después en Andorra supongan una mínima mancha en el balance final de la prueba.
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