Desde hace algunas fechas se viene diciendo que Pasto e Itagüí son los dos equipos que mejor fútbol practican en Colombia. Este sábado en el estadio La Libertad, los dirigidos por Flabio Torres dieron crédito a esta distinción.
Un baile, eso fue lo que se dio el ‘superdepor' colombiano a costa del Once Caldas de Manizales en la capital de Nariño.
¡Que viva Pasto Carajo! Esa fue la última frase que se escuchó en los audioparlantes del estadio La Libertad, tras la ceremonia contra el racismo en la que estuvieron, entre otros, Belky Arizala, uno de los símbolos de la comunidad afrocolombiana, justo antes del pitazo inicial.
Y al parecer los jugadores del equipo pastuso se tomaron muy en serio este grito de batalla.
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Abrumadores, intensos y entretenidos resultaron los primeros 15 minutos de partido. Víctor Zapata se paseó a su antojo por el carril izquierdo, imposible fue para la línea de volantes del Once Caldas detener a este habilidoso.
La primera alegría para los pastusos llegó al minuto 4. Descolgada por la derecha de Gilberto García, centro preciso y definición con el arco a merced de un veterano de mil batallas, el santandereano Edwards Jiménez, al que nunca referenció ningún defensa rival.
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Cuando se esperaba que el equipo dirigido de forma interina por Eduardo Cruz reaccionara y le diera vuelta al partido, fue cuando el Deportivo Pasto apretó el acelerador y no dejó ver una al ‘blanco blanco'.
Jiménez, delantero de área nato, movía la lenta defensa del Once a su antojo; Víctor Zapata continuaba dejando botados a su respectivos marcadores con tan solo dos zancadas y Omar Rodríguez, que aunque no tuvo su mejor presentación hacía las pausas necesarias para después lanzar un pase preciso, eran los tres encargados de llevar al local al campo contrario.
Once Caldas, aunque cambió de técnico, jugó a lo mismo. "Dayrodependencia" y "Pajoydependencia" son el común denominador del equipo cafetero, que padeció tanto o más que en la fecha anterior ante el Quindío en Manizales. Pero la tarde de este sábado fue diferente por una sola razón: Pasto no lo perdonó.
Calcada a la jugada del primer gol, fue la del minuto 22 cuando Víctor Zapata desbordó por la izquierda, hizo el conocido "pase de la muerte" para Edwards Jiménez, quien incómodo definió y colocó el 2-0 en el estadio La Libertad.
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Mucho nerviosismo se vivió en las toldas blancas, Eduardo Cruz no dejó de discutir con el juez de línea y Dayro Moreno, capitán del Caldas, se concentró en protestar con el central y buscar una falta al borde del área que les diera el descuento.
Y así, al minuto 44, con un tiro libre desde la derecha de John Fredy Pajoy, llegó el descuento. Desvío en la cabeza de Gilberto García y una luz "blanca" de esperanza para el Caldas.
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El segundo tiempo bajó en ritmo, el Pasto se dedicó a manejar el marcador, tal vez menguado en la parte física. Peligrosa la apuesta de Flabio Torres, teniendo en cuenta la capacidad individual de los delanteros del Once.
Sin embargo, la fiesta estaba servida en Pasto para los locales. La entrada de Joselito Vaca por Juan Sebastián Villota oxigenó el ataque pastuso y en siete minutos cerró el encuentro gracias a los goles de Víctor Zapata (78' y 85'), figurón de este señor equipo, que está llamado a ser la revelación de esta Liga Postobón.
Mientras el Once Caldas sigue viendo cómo se extinguen sus posibilidades de estar en las finales del fútbol colombiano y ocupa la posición 15 con 10 puntos, el Pasto, cuarto con 17 puntos, deja de preocuparse por el descenso y comienza a pensar en grande y, ¿por qué no?, en el título de esta Liga Postobón.
Vea aquí las estadísticas del encuentro.
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