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Abidal, el oasis

De la danza de los millones, en la que ahora está inmerso Falcao, al interminable debate sobre si Mourinho fracasó o no en el Madrid. El fútbol, como el mundo, muchas veces se sumerge en ese mar insondable de noticias que se van tan rápido como llegan, pero que por el camino parecieran conseguir un objetivo escondido: que nunca hablemos de lo realmente importante. Eric Abidal es un oasis en medio del desierto. De ese desierto en el que podemos convertir al fútbol. Ese deporte hermoso e infantil en el que muchas veces solo atinamos a hablar de las descomunales cifras que gana un futbolista o del ego desproporcionado de un sujeto concreto. Dinero y vanidad, en definitiva. Las dos palabras capaces de arrancarle al fútbol lo esencial, lo más suyo, lo que de niños todos soñamos. Las dos palabras capaces de quitarle al fútbol toda su humanidad. Digo que Abidal es un oasis porque su lucha contra el cáncer nos ha permitido redescubrir la otra cara del fútbol, esa de la que nos enamoramos alguna vez pero que por distracción muchas veces dejamos de mirar. Abidal representa los valores, la lucha, el sacrificio, el esfuerzo y el pundonor que siempre han estado presentes en el juego. Ese francés menudo y callado es el superhéroe que viene a salvarnos de caer en la tentación de pensar que los escándalos de compra de partidos, de dirigentes corruptos y de árbitros vendidos se han apoderado de nuestro amado deporte definitivamente. Abidal nos permite pensar que el fútbol sigue siendo aquello que soñamos. No se trata de juzgar la decisión del Barcelona de no renovar el contrato de Abidal. Al fin y al cabo, cada quien le da trabajo a quien quiera. Lo criticable en este caso, y mucho, es la forma en que el equipo culé abordó la situación del jugador. Mientras Eric dice estar seguro de que puede jugar –con alta médica incluida-, el club dice que la decisión de que no siguiera fue “tomada por todos”. Cuando menos, contradictorio. Como digo, por mucho que quiera hacerlo, no voy a juzgar la decisión del Barcelona. Los culés hicieron mucho por Abidal durante su recuperación, pero para mi gusto, se quedaron a la mitad del camino. De todas formas, es seguro que para Eric el fútbol no ha terminado. Durante sus seis años vestido de blaugrana no solo demostró profesionalismo, también quedó claro que es uno de los mejores laterales de este siglo. Por eso no dudo de que cualquier dirigente medianamente sensato querrá firmar a Abidal. Lo justo es que ‘Abi’ deje el fútbol cuando él quiera, en el momento que él decida. “Merci, Abidal”, dijeron en Barcelona para darle gracias a este coloso que ya ganó el partido más importante de su vida. La verdad, creo que no es suficiente. Limitarse a dar las gracias es muy poco para alguien que ha encontrado un oasis en medio del desierto. Es muy poco para agradecerle a quien simboliza lo más esencial del deporte. Para quien nos ha devuelto la ilusión infantil de pensar que el fútbol es perfecto, inmaculado, propio de los más grandes héroes. De todas formas, aunque sea muy poco, no deberíamos dejar de decirlo nunca. Merci, para siempre,  Eric Abidal. Luis Miguel Bravo @LMiguelBravo

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