Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Push Gol Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
No, gracias.
¡Claro que sí!

Publicidad

BAILEMOS CUANDO BAILEMOS A LOS RIVALES

259775_blog.jpg

Sí, es válido ganar jugando al "como sea". Sí, usted ve la tabla de posiciones hoy, dentro de 10 años y verá a Colombia en el cuarto lugar y no hay un asterisco que indique: "estos puntos se han logrado jugando a nada". Sí, yo respeto que a usted le guste eso pero a mí no me gusta.

Ayer Colombia jugó horrible. Más horrible de lo mal que jugó en el baile que nos dio Argentina hace unos meses. Y fue más horrible porque fue de local ante una Bolivia a la que la mayoría de nuestros rivales le ha ganado, haciendo la tarea, como debe ser. Y sí, Bolivia planteó un juego inteligente. Defenderse es un arte y lo hizo con aplicación pero ahí es donde debe primar la sapiencia del director técnico para leer el partido, evaluar opciones y encontrar soluciones. Y, la verdad, ganamos por empuje, por suerte, como dijo James. No ganamos por variantes tácticas, por talento, por superioridad en los duelos, por dinámica, por copar espacios, por toque efectivo, por ser mejores...

La clave estaba en las bandas y eso funcionó 20 minutos. Y ahí, así a los ultra moralistas de la vida les duela, el mejor fue Pablo Armero. Acá hablo de fútbol (sus vainas morales son para otro debate), y Armero ganó la banda y mandó varios centros, uno de ellos fue la opción más clara, la de Muriel. Y hablando de Muriel, su lesión afecta el andamiaje colombiano. Se tuvo que ir el mejor en ataque. Porque así duela, Bacca con la selección, hoy y hace un par de juegos más: no cuaja.

Y ahí nos diluimos. Iniciamos un juego insulso con un toque que no hacía cosquillas. Tener el balón fue nuestro mayor encarte, no sabíamos qué hacer con ese cuero. Y Bolivia, ahí, con el doble troque en tres cuartos de cancha recibiendo a una Colombia que era una mosca estrellándose con el vidrio boliviano.

Publicidad

Y todo era ya por el centro. Yo veía 35 jugadores verdes y 4 o 5 amarillos en la fase de ataque. No había por dónde pero el camino cuando montan dos tractomulas al frente es el talento. La construcción de fútbol a punta de buscar el desequilibrio con talento, movilidad y apertura de espacios. Eso poco pasó, o, no pasó.

Otro tema es el de la alegría. Este equipo juega sin alegría. Y alegría no es bailar y bailar por cuanta cosa pasa. No, es jugar suelto, disfrutando el juego en sí. Sintiendo eso que corre por el cuerpo con cada pared, con cada elaboración. La alegría de jugar, como la que se siente en el potrero. Eso este equipo no lo siente hace un buen rato.

Publicidad

Ganamos, bien. ¿El cómo? Triste y maluco ¿Estamos adentro? Sí. ¿Soy feliz? No mucho. A mi, como un romántico del fútbol y cómo siento este deporte, me gusta el cómo, no bailar por bailar. Menos aun cuando necesito una mayor diferencia de gol y en lugar de ir por más goles, me dedico a bailar. No jodan, bailen cuando de verdad lo merezcamos, cuando bailen a los rivales. Por ahora: a correr, meter, jugar bien y dejar de joder. Menos mediocridad.

  • Publicidad