La excelencia futbolística del argentino Lionel Messi y la impecable precisión del camerunés Samuel Eto´o encumbraron al Barça y derrumbaron al Valladolid en un partido que premió el estilo del conjunto azulgrana, confirmado en lo más alto de la Liga y acostumbrado a contar sus partidos por goleadas.
Insaciable, el Barcelona no levanta el pie del acelerador. Unos minutos después de que el Real Madrid ganara desde la trinchera al Málaga (4-3) con cuatro goles del argentino Gonzalo Higuaín, el Barça despachó al Valladolid con cuatro tantos de Eto´o y una impecable puesta en escena.
Con más de tres goles por partido en Liga, el conjunto de Guardiola contó una víctima más en el Valladolid, que se batió con decoro sin renunciar al fútbol. Pero no encontró argumentos para anular la fantasía de Messi ni el acierto de Eto´o, dos jugadores que viven a otra velocidad, un paso por delante del resto.
La victoria del Barça se cargó de mérito, porque el Valladolid le obligó a disputar un arranque de partido más laborioso de lo que anunció el marcador final.
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El planteamiento del equipo pucelano fue valiente y racional, pero quedó sepultado ante la precisión de Eto´o, un goleador superlativo. El camerunés disfrutó de una noche memorable. Nunca antes había firmado cuatro goles en un partido oficial, todos en la primera parte.
Tras superar un inicio espeso, el Barça se adelantó en un ejercicio de sutileza. El gol culminó una jugada de trazo fino, el del brasileño Dani Alves, que superó con precisión la línea de presión del Valladolid desde la línea de tres cuartos. Habilitó a Eto´o, que sólo necesitó dos toques para golear. Uno para ganar la posición entre los dos centrales. Otro para colocar el balón entre las piernas del meta Sergio Asenjo.
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Animado por el marcador, el equipo de Josep Guardiola destapó sus virtudes: transición rápida de la pelota, primer toque y balón al espacio. El talento de sus jugadores hizo el resto frente a un Valladolid intachable, pero superado por los acontecimientos y por el fútbol vertiginoso del Barça, con Messi como héroe anónimo de la noche. No marcó el argentino, pero estuvo en todas las jugadas de peligro.
En estado de gracia, Eto´o firmó tres goles más antes del descanso, una hoja de servicios que le avala como el delantero más en forma de la Liga. En el área de Asenjo, el camerunés fue un peligro constante. Combinó, peleó y goleó.
El primer acto fue tan derrochador que condenó al partido a una segunda parte de menor voltaje. Pero quedó tiempo para anotar un par de goles. Primero Eidur Gudjohnsen, un superviviente con más recursos de los que indica su cartel. El islandés recogió un balón perdido en el borde del área y superó con suavidad a Asenjo.
Henry, al final, encontró premio a su esfuerzo. Remató un servicio a puerta vacía de Messi. Fue un gol sencillo y sin oposición, pero el francés remató con rabia, reflejo de la voracidad de un equipo que no se desgasta y que vive instalado en una felicidad perpetua, acunado por una hinchada que disfruta de una goleada cada vez que acude al estadio, por más que el Camp Nou siga presentando una media de espectadores por debajo de lo normal.
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Barcelona (España)