Al momento de nombrar Colombia en el exterior, a uno le responden varias cosas. Entre otras, cocaína, Pablo Escobar, FARC, mujeres, etc. Si ahora nos ubicamos en Latinoamérica, es muy probable que alguien hable de las telenovelas criollas. Sí, somos un país productor de telenovelas y una que otra logra un reconocimiento internacional y se da un borondo por el mundo. De estas novelas, nosotros no podemos dejar por fuera las tan singulares ‘Dimayoradas’ que acá en Gol Caracol hemos hecho mención y disfrutado. El fútbol colombiano es tan especial por donde se le mire… Equipos, estadios, jugadores, dirigentes. Hay para todos. En esta ocasión vamos a hablar de Gabriel Camargo Salamanca. Ex senador de la República, excelente negociante y dueño en un equipo particular, el Deportes Tolima, quizás el equipo que más ha merecido ganar en los últimos años y sin lugar a duda el que menos lo ha logrado. A Camargo lo ‘putearon’ en Ibagué cuando Victor Cortés sentenció la derrota del Tolima en el último partido de los cuadrangulares pasados contra el equipo de otra belleza de dirigente, Fernando Salazar. A don Gabriel le dijeron de todo, ‘vendido’, ‘desgraciado’, ‘infeliz’ y hasta le recordaron a su madre, tía, abuela y demás mujeres de la familia. Camargo parecía que se estuviera dando contra la pared, se le vio pálido, asustado e impresionado de todo lo que sonaba y desde su palco empezó a ver con distintos ojos al ‘Vinotinto y oro’ de su alma. A los dos días cayó la noticia como un baldado de agua fría: Gabriel Camargo Salamanca vende sus acciones. El ex senador tiene cerca del 80% de las acciones del Tolima, repartidas a nombre de él, de su hijo y de su señora esposa, doña Leonor Serrano. La gobernación y la alcaldía dijeron que no podían hacerse cargo del equipo porque no hay recursos en el Tolima y menos para mantener un equipo de primera categoría. En Ibagué no hay plata para reparar las vías y calles de la ciudad, mucho menos habrá para pagarle a Antony Silva y a Yimmi Chará. Ante estos acontecimientos, todo indicaba que en caso de que el equipo se vendiera y si fuera a personas ajenas del Tolima el equipo podría marcharse del departamento. Cuando sonaron los primeros chismes sobre un grupo empresarial que se quería llevar la ficha del Tolima para el Pereira, empezó la rogadera hacia Camargo. Acá hay que hacer una anotación. Por más amarrado que sea Camargo y aunque maneja al Tolima como una tienda de barrio, el viejo siempre ha estado al frente de un equipo sin hinchada, sin recursos, con escaso mercadeo y con un poco de jugadores desconocidos o mandados a recoger que reviven en Ibagué. Casos, muchísimos: Agustín Julio, Breiner Bonilla, Dumar Rueda, Gustavo Bolívar, David Silva, Cristian Marrugo, Rodrigo Marangoni, Wilder Medina, son solo algunos de los cuales llegaron a Ibagué con interrogantes y se fueron de la puerta grande para entrar a otra de más tamaño. El Deportes Tolima existe porque Camargo está detrás de este equipo y eso no lo puede negar nadie. En Ibagué y el Tolima no hay inversionistas que vean en el equipo un buen negocio y con las asistencias en el Manuel Murillo Toro no hay visión por dónde se le pudiera sacar provecho. El alcalde y gobernador le pidieron a Camargo que no se llevara al equipo de Ibagué, que eso acabaría con una tradición de muchos años e incluso sería acabar con uno de los equipos más importantes a nivel local de los últimos quizás diez años. Todo esto es cierto. Si el campeón saliera por puntos, Tolima tendría seis campeonatos y si los torneos fueran largos como los ejemplos europeos, contaría con tres estrellas adicionales a la única que tiene. El miércoles 25 de septiembre, Camargo se reunió en el Club El Nogal de Bogotá con Luis H. Rodríguez (alcalde), Luis Carlos Delgado (gobernador), Aldemar Parra (socio y miembro de la junta directiva) y Carlos Zambrano (amigo personal de Camargo y también cercano al equipo). Estos señores escucharon a Camargo anunciarles que no ha vendido al equipo y que este no se irá de Ibagué. No descartó la venta del cuadro ‘Pijao’, pero sí aseguro que este se queda en la capital del departamento del Tolima. Aparentemente, hay un empresario tolimense interesado pero, la verdad, hay dudas de que Camargo quiera realmente vender al conjunto ibaguereño. El hombre amenazó, se ausentó de Ibagué, no se le volvió a ver al lado del equipo sino una vez en Tunja; los políticos le rogaron, la gente le rogó y el viejo, cuando ya olvidó los insultos, decidió anunciar que seguirá con el club. Obviamente esto es bueno, por una parte no se borra del mapa futbolístico una importante plaza con un equipo ya tradicional de la primera categoría. Por el otro, no desaparece un dirigente honesto y humano. Camargo puede ser todo lo que la gente dice, pero él no le roba a nadie, no le debe a sus jugadores y es legal ante la ley. Por todo esto, y aunque no se trata de la mejor opción, Ibagué debe celebrar la decisión de don Gabriel; si no es él no hay ninguno otro de la tierra, y eso que Camargo es boyacense. Por: Constantinos Papailias // @LocoGreek
Actualizado: enero 25, 2017 11:58 a. m.