La Copa América, la Copa Oro, amistosos internacionales, elecciones de sede para Copas del Mundo: casi nadie se salva de las fauces de 42 dirigentes corruptos y empresarios deportivos del fútbol de las América.
El 'Fifagate', la mediática megacausa que sacudió los cimientos del fútbol mundial a finales de mayo de 2015, destapó múltiples actividades criminales de las entonces cúpulas de la Conmebol y la Concacaf.
Estados Unidos acusó a los imputados de crear y poner en marcha un multimillonario esquema de corrupción que incluyó, entre otros delitos, pagos de sobornos por millones de dólares para vender derechos de televisación y comercialización de torneos y amistosos internacionales, siempre utilizando el sistema financiero de ese país.
Este lunes en Nueva York tres altos dirigentes deportivos irán a juicio tras haberse declarado inocentes.
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Ellos son el paraguayo Juan Ángel Napout, expresidente de la Conmebol y exvicepresidente de la FIFA; el brasileño Jose María Marín, expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y expresidente interino de la Conmebol, y el peruano Manuel Burga, expresidente de la Federación de su país.
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Napout, de 59 años, extraditado a Estados Unidos el 15 de diciembre de 2015 desde Suiza, adonde había sido detenido 12 días antes, goza de libertad restringida bajo el pago de una fianza de 20 millones de dólares. Cumple arresto domiciliario en Miami con vigilancia electrónica las 24 horas.
Marín, de 85 años, extraditado también desde Suiza en noviembre de 2015 luego de ser arrestado en mayo de ese año, pagó una fianza de 15 millones de dólares para quedar en arresto domiciliario en Nueva York, también con monitoreo electrónico las 24 horas.
Burga, de 60 años, extraditado desde Perú en diciembre de 2016 cuando cumplía un año de prisión en Lima, reside en Nueva York en libertad bajo fianza -presentó como garantía inmuebles de familiares que viven en Estados Unidos- con comparecencia restringida.
Así cayeron
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Napout y su homólogo hondureño en la Concacaf, Alfredo Hawit, fueron detenidos en Zúrich el 3 de diciembre de 2015, irónicamente cuando la FIFA había convocado a su comité ejecutivo para centrarse en las reformas planeadas para devolverle la credibilidad al organismo rector del fútbol.
En esa causa también fueron imputados 14 reconocidos dirigentes, como el brasileño Ricardo Texeira, expresidente de la Confederación de su país y exvicepresidente de la FIFA, y el expresidente de Honduras (1990-1994) Rafael Callejas, extitular de la Federación de su país y miembro de la comisión de marketing de la FIFA.
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Igualmente, los argentinos José Luis Meiszner y Eduardo Deluca, secretario general y exsecretario de la Conmebol respectivamente; el brasileño Marco Polo del Nero, jefe del fútbol de su país; los bolivianos Carlos Chávez, tesorero de la Conmebol y expresidente de la Federación de su país, y Romer Osuna, extesorero del fútbol sudamericano y miembro del comité de auditoría de la FIFA, el ecuatoriano Luis Chiriboga, máximo responsable del fútbol en ese país, y el peruano Burga.
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Además de Callejas y Hawit, cinco dirigentes de la Concacaf también fueron imputados.
Semanas antes de que se destapara esta olla, los entonces presidentes de la Federaciones colombiana y chilena, Luis Bedoya y Sergio Jadue, el primero miembro del comité ejecutivo de la FIFA y el segundo vicepresidente de la Conmebol, renunciaron sorpresivamente a sus cargos y viajaron a Estados Unidos para declararse como testigos ante la Justicia de ese país a cambio de condenas benévolas.
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Ambos directivos fueron imputados en la orden judicial de diciembre y gozan actualmente de la libertad bajo fianza.
Estalla el 'Fifagate'
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La primera bomba del 'Fifagate' estalló en Suiza el 27 de mayo de 2015, dos días antes del 65 congreso de la FIFA en Zúrich y en el que sería reelegido Joseph Blatter para un quinto mandato.
A pedido del Departamento de Justicia de Estados Unidos fueron arrestados el uruguayo Eugenio Figueredo, en ese entonces vicepresidente de la FIFA y expresidente de la Conmebol y la federación (AUF) de su país; el venezolano Rafael Esquivel, presidente de la Federación vinotinto, y el brasileño Marín, quien también era miembro del comité de organización de la FIFA para el fútbol olímpico en Rio-2016.
Por la Concacaf fueron capturados su entonces máximo responsable y vicepresidente de la FIFA, Jeffrey Webb, y tres dirigentes más.
Retirados del fútbol unos años antes, también fueron imputados el paraguayo Nicolás Leoz, expresidente de la Conmebol, y el trinitense Jack Warner, expresidente de la Concacaf, además de cinco importantes empresarios de marketing deportivo.
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Una semana después de esos arrestos la onda expansiva del escándalo de corrupción alcanzó a Joseph Blatter. El quinto mandato del suizo, en la presidencia de la FIFA desde 1998, era insostenible.
La caída del hombre más poderoso del fútbol mundial también precipitó otras con el tiempo: la del secretario general de la organización, Jérôme Valcke, en septiembre de 2015, y en enero de 2016 la del entonces presidente de la UEFA, el francés Michel Platini, quien aspiraba al trono que Blatter dejaba vacante.
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