"Después de una buena reunión, llegamos a la conclusión de que el Gobierno y la FIFA precisan trabajar en conjunto para que podamos organizar uno de los mayores mundiales de todos los tiempos", dijo Blatter tras el encuentro, en el que se zanjaron todas las polémicas que surgieron en torno a la gran cita del fútbol mundial.
Blatter aseguró que Rousseff le dio amplias y plenas garantías de que Brasil respetará "todos los compromisos asumidos con la FIFA", incluido el de permitir la venta de cerveza en los estadios, que es uno de los puntos que más rechazo genera en el parlamento, que aún discute la ley que regulará todo lo relativo a la Copa del Mundo.
En la reunión, celebrada en el Palacio presidencial de Planalto, también participaron el ministro de Deporte, Aldo Rebelo, y el exjugador Ronaldo Nazario de Lima, en su calidad de miembro del comité organizador del Mundial.
Según Rebelo, fue "un encuentro constructivo, de trabajo y de reafirmación del objetivo común de Brasil, de la FIFA y del comité de la organización local, de organizar una gran Copa del Mundo en un ambiente de trabajo y armonía".
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Rebelo subrayó, además, que "el Gobierno brasileño está empeñado en cumplir con todas sus responsabilidades y compromisos para que el Mundial sea un éxito para Brasil y para todo el mundo".
La reunión fue la primera entre autoridades del país y de la entidad rectora del fútbol mundial desde la polémica generada por declaraciones del vicepresidente de la FIFA, Jerome Valcke, quien afirmó que los organizadores del Mundial merecían una "patada en el trasero" por sus atrasos en obras y la aprobación de la ley.
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El clima, pese a la agria polémica que incluyó hasta la decisión de Brasil de desconocer a Valcke como interlocutor de la FIFA para la organización del Mundial, fue de plena armonía y primó el deseo de trabajar "juntos" en favor de resolver los problemas que existen, indicó Blatter, quien elogió la "capacidad organizativa" del país.
"Confío en Brasil", sostuvo el presidente de la FIFA, quien respondió con evasivas a preguntas sobre la polémica surgida entre Valcke y las autoridades brasileñas.
"El secretario general es un tema de la FIFA. Valcke continúa trabajando para la FIFA y el problema que tiene con Brasil es un asunto del presidente de la FIFA, que el presidente de la FIFA va a resolver, aunque necesita tiempo para eso", declaró.
Blatter también evitó comentarios sobre las demoras del Congreso en aprobar la llamada "Ley del Mundial", que deberá ser votada la semana próxima en la Cámara de Diputados y luego ser respaldada por el Senado antes de ser sancionada por la presidenta Rousseff.
"Hemos recibido plenas garantías de que todo será cumplido y tenemos absoluta seguridad de que así será", reiteró el presidente de la FIFA.
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