El Mejor Club del Siglo XX para la FIFA cumplió 110 años de vida bebiendo el licor de su historia, envuelto en la figura de su técnico y no en la grandeza que representa la institución. La celebración debió servir más para marcar un punto de inflexión que para soplar velitas. Así tendría que ser porque hace rato el Madrid no deslumbra en Europa y, para su desgracia, el ejemplo a seguir se lo restriega en la cara su archirrival Barcelona. El rumbo Real se ha perdido a costa del dinero. Equivocadamente, el equipo de la capital española, con la venia del mecenas Florentino Pérez, antepuso en el último tiempo su esencia a la figura de una persona que no le ha significado mayores réditos y que, en cambio, le ha traído vergüenzas por conductas antideportivas, quejas de niño llorón e impotencia ante el juego de su eterno antagonista. José Mourinho ha desafiado al propio madridismo y, creyéndose omnipotente, lo ha hecho quedar mal ante el mundo. Lo único que ha identificado plenamente al entrenador con el equipo que le paga es su egocentrismo. Nueve Copas de Europa, tres Intercontinentales, dos Copas UEFA, una Supercopa de Europa, 31 Ligas (que serán 32 esta temporada), 18 Copas del Rey, ocho Supercopas de España y una Copa de la Liga increíblemente han quedado al margen ante la necesidad imperiosa de volver a ganar algo importante en el Viejo Continente. Real Madrid hoy está impaciente y hasta inconforme, más allá de los récords numéricos del actual equipo de Mourinho. Ganar la Liga española es un mérito, pero también un consuelo. El madridismo pasó su cumpleaños 110 mortificado por las iniciativas futbolísticas que emprendió el Barcelona y que le han representado suceso. Gestas que, vale decir, sí marcaron su lugar en el pedestal de la historia del fútbol. Gestas que debe volver a disfrutar el Madrid. "La ideología de este club siempre será ganar, ganar y volver a ganar", asegura Alfredo Di Stéfano. Habría que preguntarse a costa de qué lo quiere hacer el cuadro merengue, si es que quiere continuar en el error de buscar logros de la mano de la traición de los principios. A un cambio tiene que apuntar la Casa Blanca; a no elevar los contratos, a respetar el mercado y a sembrar frutos desde la raíz. De lo contrario, las contrataciones seguirán yendo y viniendo, como la marea. La prueba más clara es que Mourinho también se irá y querrá hacerlo con Cristiano Ronaldo. En el Madrid no se ve la generalidad del amor por la camiseta (sin olvidar referentes como Iker Casillas, desde luego) sino estrellas deseosas de más dinero. La empresa está en un momento clave de su existencia y tiene con qué cambiar el camino. Puede hacer lo que le plazca. En 2011, el Madrid fue por sexto año consecutivo el club más rico del mundo, su capital se estima actualmente en 951 millones de euros y sus ingresos aproximados por temporada superan los 400 millones. “Innovación, calidad, deportividad, éxito… Estas son algunas de las palabras que sirven para definir la historia del Real Madrid desde su nacimiento el 6 de marzo de 1902”, escribió Antonio Leal en un texto publicado en la web oficial del club. Cumplir a cabalidad con esas palabras debe ser precisamente el objetivo mayor del Madrid. Este cumpleaños, en conclusión, debería enmarcar un alto, una reflexión, pero difícilmente sucederá. Mientras tanto, seguiremos siendo odiosos con el Real Madrid quienes creemos que no todo se puede comprar. El equipo merengue no sabe dulce en sus 110 años de historia. Hablaremos de Barcelona como ejemplo a seguir, hasta que dure su era y nazca otra leyenda. En Twitter: @javieraborda
Actualizado: enero 25, 2017 02:44 p. m.