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Sin ninguna duda, el país recobró la confianza en la Selección con los contundentes triunfos sobre Uruguay, al que Colombia le pasó por encima sin discusión a pesar de que el rival se asomaba como favorito, y contra un Chile diezmado gracias al sudor y al talento de un equipo que por fin supo a qué jugar. Ahora tenemos un equipo conformado, hecho, y creíble para enfrentar en octubre a Paraguay, nuestro próximo rival en Barranquilla. Desde ya, se asegura que el Metropolitano estará a reventar y eso no es un dato menor. El acompañamiento positivo del público es beneficioso para cualquier escuadra. Queda, además, luego de estas gestas el reconocimiento a un público que asistió masivamente a las gradas ante los charrúas, cuando en un comienzo se habló de frío en una de las ciudades más calientes de Suramérica. Esta fecha doble la ganó el equipo tricolor de comienzo a fin, salvo por la desconfianza que creó el descubrimiento de que un empresario de fútbol acompaña a la Selección como un chupasangre, pero más allá de eso hasta la Federación actuó como se merece. El partido ante Uruguay se jugó por la tarde y los chilenos no lograron adelantar el partido un día justificando una razón política (el aniversario del golpe de Estado de Pinochet) en la que Colombia no tenía nada que ver. Pékerman se la jugó con Teófilo, a quien no llamó para los entrenamientos en Madrid, y él respondió con tres tantos. Acertó a pesar de esa incoherencia de alinear a alguien de titular cuando no cuenta con el jugador en las prácticas. Sin embargo, el delantero calló a todos (me incluyo) a punta de anotaciones. Y por si fuera poco, Falcao siguió con su línea goleadora. Dos festejos en dos partidos para el artillero del Atlético Madrid son suficientes para alabar su talento. En total, fueron siete dianas para Colombia en dos juegos y uno solo en contra. En otras palabras, Colombia hizo en estas dos fechas la mitad de los goles que celebró en la pasada Eliminatoria. Las cuentas cuadran para final de año. Todos estamos felices. Con 13 puntos, Colombia está sólida en la tabla. Pero tampoco es para anticiparnos, como suele pasar, a los logros. El camino aún es largo, aunque la gran cosecha esta vez, fuera de la lógica de las unidades conseguidas, es el nuevo rostro que ahora tenemos de la Selección. A este conjunto se le cree por el amor que demuestra, por la calidad individual de varios jugadores (aplausos para James y para Aldo, desde la suplencia) y por su capacidad para reaccionar ante la adversidad, como sucedió ante Chile después de ver que el contrario apuntaba primero en el marcador. La fe, la esperanza, rumbo al Mundial renació y nos tiene en éxtasis. Contra Paraguay esperamos otra victoria. ¡Que así sea! Este equipo de verdad tiene cómo permanecer en la parte alta de Suramérica. Y no sólo en el mapa. Seguir a @javieraborda