El polémico estadio, que costó 767 millones de dólares y es la obra central del Parque Olímpico, no tiene la calefacción subterránea que la liga de primera división inglesa exige a sus equipos.
West Ham, club del este de Londres, estaba dispuesto a pagar los hasta tres millones de dólares que costará una nueva cancha, pero su acuerdo de arrendamiento a largo plazo se tuvo que cancelar en medio de una gran polémica.
Ahora, la Compañía del Legado del Parque Olímpico dijo a The Associated Press que tendrá que pagar por el cambio de campo porque el estadio seguirá siendo público y estará disponible para ser alquilado después de los Juegos Olímpicos.
"El Estadio Olímpico es un elefante blanco y ahora tienen que gastar dinero para que deje de serlo", dijo a la AP Andrew Boff, miembro de la legislatura de la ciudad.
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Las autoridades necesitan alquilar el estadio a un club de fútbol para no desperdiciarlo, pese a que originalmente se lo había planeado para atletismo.
"El problema es que el estadio nunca se diseñó para el fútbol", dijo Boff, que integra una comisión que supervisa el proyecto olímpico. "Hemos visto los resultados del muy mal planeamiento, decisiones realmente horribles y sorprendentes se hicieron durante la etapa de planeamiento antes que la Compañía existiera. Ellos recibieron un lío que ahora deben solucionar".
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West Ham, que cayó a la segunda división para esta temporada, debía pagar por la reconversión del estadio al ser seleccionado como inquilino a largo plazo. Pero el gobierno británico se vio obligado a anular ese acuerdo en octubre en medio de reclamos legales contra el proceso de adjudicación.
Tottenham fue uno de los reclamantes, luego que fracasó en su propuesta de derribar el estadio para construir uno nuevo sin pista de atletismo.