"Creo que me pagaron para mantenerlo en secreto",
dijo al diario inglés este ex delantero, que jugó 22 partidos con el equipo
entre 1978 y 1981, marcando 9 goles.
El equipo londinense le pagó 50.000 libras en 2015, evitando
que llegaran a juicio los cientos de abusos que afirmó haber sufrido desde los
13 años a manos de un ojeador del club, ya fallecido, llamado Eddie Heath.
"Quizás pagaron a otros por su silencio. Espero y ruego
que no se le permita a ningún club encubrir esto, nadie debería escapar a la
justicia", añadió.
La prensa británica reveló la semana pasada la existencia de
este acuerdo del Chelsea, pero sin identificar al jugador, que resultó ser
Johnson.
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El miércoles, el club anunció que había contratado a un
bufete de abogados para que investigue los hechos.
"El club contactó además con la FA (Federación inglesa
de fútbol) para asegurarle que se le prestará toda la ayuda necesaria en su
investigación general", informó el Chelsea en un comunicado.
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Se trata de la última revelación en un escándalo que amenaza
gravemente la reputación del fútbol nacional, "la peor crisis" que
dijo recordar el presidente de la FA, Greg Clarke.
Un antiguo profesional llamado Andy Woodward, que jugó en el
Sheffield United, abrió el camino al explicar hace dos semanas los abusos que
sufrió de Barry Bennell, un ex entrenador de las categorías inferiores del
Mánchester City, el Crewe Alexandra y el Stoke City.
Desde entonces, 350 personas fueron a comisaría a denunciar
haber sufrido lo mismo, y 860 llamaron a una línea telefónica destinada a las víctimas
en su primera semana de existencia.
Bennell, que fue acusado por otros 20 ex pupilos tras las
revelaciones de Woodward, fue detenido y acusado de violación de un menor. Este
antiguo entrenador de 62 años ya ha cumplido tres penas de cárcel por abusos
sexuales a menores.
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