“James es un talento de esos que suceden cada 100 años”, dice su mánager Fernán Martínez. Es cierto. El cuento de hadas de James emociona, es irrepetible, pero también abre el debate acerca de qué tan fácil hoy la gente se hace “hincha” de un equipo de fútbol. Con James a bordo es más fácil que un colombiano vitoree al equipo merengue. Y nada de malo tiene desear el bien al que puede ser el mejor futbolista en toda la historia de nuestro país (James tiene 23 años, ya fue goleador de un Mundial y acaba de aterrizar en el Olimpo del fútbol). La pregunta es si es políticamente correcto que las nuevas generaciones en Colombia se encanten solo con lo que ven en TV y no con lo que pasa en los estadios de sus ciudades y comarcas. Cada vez hay más hinchas de estrellas del exterior, no solo de los equipos. “Ser colombiano e hincha del Real Madrid o del Bayern Leverkusen nos hace sentir ciudadanos del mundo. No importa cuán ilusoria es esta sensación”, opina sobre el tema Carlos Uribe Celis, sociólogo y profesor de la Universidad Nacional de Colombia. James, como lo escribió Marca , fue, como todos los cracks, “un talento precoz”. Los niños de hoy se pueden encandilar fácilmente con su talento. Es un ídolo sano para imitar. Pasó del Pony Fútbol, usando el 10 a la espalda, al Santiago Bernabéu con el mismo número a cuestas. Opacó a Falcao en el último tiempo –lo cual parecía imposible porque Radamel es otro crack- y los nuevos amantes del fútbol en nuestro país lo verán a él como espejo. Lo que está haciendo James, contando además su innegable carisma, se podría escribir todo en mayúsculas. Él lo escribió así en Twitter: “El sueño ya es REAL. Feliz de hacer parte del mejor club del mundo”. Desde estos tiempos de moda de James, el Pibe Valderrama, Faustino Asprilla y compañía dejaron de ser referentes absolutos para pasar a ser puntos de comparación. El Pibe fue profeta. Antes del tsunami colombiano en Brasil 2014 dijo: “Yo soy un admirador de James en Colombia, uno de sus protectores (…) Ha hecho la diferencia, y en la selección de mayores no le ha pesado la camiseta. Estamos tranquilos porque está apenas arrancando, tenemos un jugador de categoría por mucho tiempo”. Dos colombianos vistieron antes la camiseta del Real Madrid. Freddy Rincón (1995) y Edwin Congo (1999). Histórico no es que James se ponga la camiseta del Real Madrid, histórico es el poder mediático que ha despertado y los casi 80 millones de euros ($202.536 millones) que pagaron en la capital española por sus servicios. “875 James podrían pagar la deuda externa de Colombia”, atinó a decir el diario La República. “Yo no tenía el cartel que tiene James”, apuntó Congo al hablar de su llegada al Real Madrid, conjunto que "apenas” pagó US$3.5 millones para tenerlo en su nómina. A muchos no les gusta el Real Madrid por su prepotencia justificada en bolsillos llenos, porque a costa de euros ha irrespetado el mercado cuantas veces le ha dado la gana y porque ha pasado por encima de otros clubes sin pena. Basta recordar tantos encontrones con la gente del Bayern Munich o el Manchester United, por ejemplo. James, hay que aceptarlo, también hace parte de ese juego serio de Florentino Pérez de vender camisetas (85 euros cuesta la original de James) y de hacer una oda del mercadeo. James llega al Real porque es un crack y, de vuelta a las palabras de su mánager, lo que viene para él, al margen de su entorno, es “monstruoso porque tiene todos los elementos para hacerlo y todo lo que hace es sorprendente”. Por su bien, por el del fútbol colombiano, por este presente increíble de los jugadores de nuestro país, que todo le salga muy bien en un club que también ha desechado figuras sin vergüenza (Owen, Saviola, Robinho, Cassano, Huntelaar, Robben, Adebayor, Fernando Morientes, etc.). No está de más recordar que es bueno navegar con calma. “Se disparó la Jamesmanía en todas las ciudades de Colombia”, se escuchó en Caracol Radio. “James, queremos verte bailar”, se pudo leer en una pancarta de aficionados. “Ha llegado a la galaxia la estrella que faltaba”, decía otra. Los noticieros hicieron referencia a las decenas de bautizos que se realizaron en Colombia con su nombre... Como compatriota, prefiero la zurda de James a la de Messi. Todo esto es impresionante. Habrá que pensar entonces si los nuevos hinchas de James seguirán siendo del Real Madrid cuando él se vaya y qué comentarán los colombianos que se confiesan hinchas del Barcelona. Sea como sea, la mejor opción es disfrutar este presente porque no sabremos cómo será el mañana de nuestro fútbol. Buen viento y buena mar, James. Esta vez Colombia lloró de pura felicidad, no de dolor como contra Brasil. Seguir a @javieraborda
Actualizado: enero 25, 2017 02:46 p. m.