Basta de metas cortas. De ir al torneo a aprender y practicar para las Eliminatorias. No más con ese discurso mediocre. Colombia debe tener un objetivo claro en el certamen. Es muy difícil ganar el título, es más, parece utópico, pero las aspiraciones deben ser altas. Eso no es contraproducente. Lo sería creerse campeones o subestimarse. Pensar que no se pueden lograr cosas grandes. El sorteo fue favorable. Bolivia es el peor equipo del certamen y Japón, si bien es selección mundialista (perdió con Paraguay por penaltis en octavos de final en Sudáfrica), es un equipo al que se le puede vencer. Al menos empatar. Con Argentina sí parece una batalla perdida, más si juega de local. Cuatro o cinco puntos pueden ser, empero, suficientes para ir a segunda ronda. Luego, que pase lo que sea. Hernán Darío Gómez debe presentar un buen equipo en el torneo. No puede quedar eliminado en primera ronda. Tampoco jugar desastrosamente. Para entonces habrá tenido mucho tiempo para entrenar y saber lo que quiere y con quiénes lo quiere. Sabremos si tenemos gente para volver al Mundial. Hace tres años, en la Copa América de Venezuela, Jorge Luis Pinto se clavó un puñal con un papelón. En el debut, fue goleado 5-0 ante Paraguay y después cayó 4-2 con Argentina. Con todo perdido, derrotó en el último partido 1-0 a Estados Unidos. En esa selección estaban Iván Ramiro Córdoba, Mario Yepes, Amaranto Perea, John Viáfara, Macnelly Torres y Hugo Rodallega. Fichas que aún están vigentes, increíblemente en algunos casos. No sabemos en realidad el potencial de la actual selección Colombia. Desconocemos si el once titular presentará a veteranos como Farid Mondragón o si jóvenes como Giovanni Moreno estarán a plenitud. Lo que está claro es que el equipo puede dar mucho más de lo que ha mostrado en los amistosos. Se viene una prueba de verdad y ojalá que la lucha con Paraguay, Chile y Uruguay se iguale. Ahora estamos nivelados con Ecuador, Venezuela y Perú.
Actualizado: enero 25, 2017 02:42 p. m.