El combinado que entrena Stuart Pearce se impuso (0-1) en Krusevac (Serbia) con un gol de Connor Wickham en el último minuto que selló el pase de los ingleses al torneo que se jugará en Israel en junio.
Tras el pitido final, los jugadores y el cuerpo técnico de ambos combinados se enzarzaron en una pelea en la que fue expulsado el inglés Danny Rose.
Tras los incidentes, el futbolista acusó al público que asistía al encuentro de dirigir insultos racistas contra él y a los jugadores serbios de rodearle y "abofetearle", motivos por los que la UEFA abrió una investigación.
Un portavoz del Ejecutivo británico sostuvo que está estudiando los cargos presentados por la policía serbia hacia dos jugadores ingleses y un miembro del equipo técnico, cuya identidad no trascendió, antes de "considerar una respuesta".
El pasado 25 de octubre, la comisión disciplinaria de la Federación de Fútbol Serbia (FSS) sancionó a dos jugadores de su combinado y a dos miembros de su cuerpo técnico por esos incidentes.
La medida supone un año de inhabilitación para disputar partidos con cualquier categoría de las selecciones serbias a los futbolistas Nikola Ninkovic y Ognjen Mudrinski.