La Bundesliga está viendo los resultados de un programa instaurado tras el papelón de la Eurocopa del 2000, en la que Alemania fue eliminada en la primera ronda sin haber ganado un partido.
Un año después, la Federación de Fútbol de Alemania obligó a los clubes de la Bundesliga a crear academias juveniles con entrenadores profesionales. Junto con los programas de fútbol, se ofreció a los jóvenes oportunidades laborales y se fomentó la presencia de estrategas innovadores.
Una década después, los jugadores surgidos de ese programa son las grandes figuras de sus clubes. Marco Reus y Mario Gotze brillan en el campeón, Borussia Dortmund, que ganó su grupo en la Liga de Campeones por delante de Real Madrid, Ajax y Manchester City.
Thomas Muller, pilar del Bayern Munich, surgió de ese programa, mientras que su portero, Manuel Neuer, es producto de la academia de Schalke. Todos son figuras de la selección alemana.
La Federación ha creado sus propias academias en todo el país y está considerando la posibilidad de construir un centro nacional de entrenamientos. La selección alemana, antes famosa por su fútbol mecánico y aburrido, muestra hoy un estilo osado y entretenido. En la última Eurocopa alineó el equipo más joven del torneo y llegó a las semifinales, en las que perdió con Italia.
El renacer del fútbol alemán, no obstante, todavía no ha generado títulos. El último trofeo importante que ganó Alemania fue la Eurocopa de 1996 y no saborea un título mundial desde 1990. A nivel de clubes, no conquista la Liga de Campeones desde que el Bayern la ganó en el 2001.
"Este joven equipo todavía no alcanzó su máximo rendimiento. Esperamos hacerlo en el Mundial del 2014" en Brasil, declaró el seleccionador nacional, Joachim Low. "Sería grandioso poder ganar la Copa Mundial".
"Hemos registrado grandes progresos el año pasado. Confiamos en nuestro trabajo. Estamos convencidos de nuestros conceptos, de nuestros métodos y de nuestros objetivos", agregó Low.
La aparición de nuevos talentos nacionales compensa la ausencia de grandes figuras internacionales. El francés Frank Ribéry y el holandés Arjen Robben son probablemente los jugadores de mayor renombre, pero la Bundesliga no atrae tanto talento extranjero como las ligas de Inglaterra, España e Italia.
Eso podría cambiar. Mientras que España e Italia atraviesan por serias crisis económicas, Alemania ofrece una estabilidad muy tentadora. Pero los clubes alemanes no parecen muy dispuestos a pagar las sumas estratosféricas por transferencias y sueldos que ofrecen en otros países, especialmente ahora que dispone de tanto talento nacional.
La Liga de Fútbol Alemana tiene normas que garantizan la solidez económica de los clubes y los ingresos son distribuidos muy equitativamente. Los clubes no pueden estar en manos extranjeras y nadie pude tener más del 49% de las acciones. El resto está en manos de la masa societaria.
Otro elemento que incide en el buen momento del fútbol alemán es la renovada infraestructura que dejó la Copa Mundial del 2006, con estadios modernos que se llenan incluso cuando los partidos no son tan atractivos. El hecho de que la contienda sea tan pareja y no se pueda dar ningún resultado por seguro ayuda a generar interés.
La asistencia promedio del año pasado fue de 45.000 espectadores. Es el promedio más alto de todo el mundo, superado solo por el de la NFL (la Liga Profesional de Fútbol Americano de los Estados Unidos). Las entradas son baratas, al punto de que hay algunas por 15 euros (20 dólares) para quienes estén dispuestos a estar parados. Y el precio incluye el transporte.
Los clubes limitan la cantidad de abonos que venden para que otros aficionados puedan ir a los partidos.
"Tenemos técnicos muy buenos, grandes jugadores y un excelente programa juvenil", expresó Karl-Heinz Koerbel, director de una academia del Eintracht Frankfurt y quien jugó 602 partidos en la Bundesliga, más que ningún otro jugador.
"La formación de jugadores se ha profesionalizado en todas las áreas", acotó Uwe Harttgen, director del centro de entrenamientos del Werder Bremen.
No todas son rosas, no obstante. Hay ocasionales episodios de violencia y grupos neonazis se infiltran en las hinchadas. Esos problemas, sin embargo, son relativamente menores.