La ilusión con la que los clubes ecuatorianos arrancaron este año la Copa Libertadores, se apagó de forma dramática entre el martes y miércoles tras las pálidas actuaciones en octavos de final que dejaron fuera del torneo a sus tres representantes: Liga, Delfín e Independiente.
Sus derrotas ante el Santos, Palmeiras y Nacional, respectivamente, apagó a un país que esperaba al menos tener a uno de los suyos en semifinales, dado el buen inicio que habían tenido en la fase de grupos.
Pero el triunfo 3-0 de Liga de Quito sobre River Plate, en Quito, la apabullante goleada por 5-0 de Independiente del Valle sobre el campeón de la pasada Libertadores, Flamengo, o la hazaña de Delfín por 0-1 ante Olimpia en Paraguay, quedan ya como una simple anécdota de las irregularidades que la pandemia ha impuesto al fútbol.
Liga debutó en octavos con derrota de local por 1-2 ante Santos, que supo aprovechar el momento porque en los 180 minutos de juego el ecuatoriano fabricó muchas más ocasiones de gol; en la vuelta el martes, se limitó a tomar revancha por 0-1 en Brasil, que no le alcanzó para pasar a cuartos.
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El cuadro del Valle, que también había goleado por 3-0 en la fase de grupos a Barcelona y a Junior de Colombia, dejó de ser en octavos ese cuadro resolutivo y contundente para desarmarse ante un Nacional que le arrebató el pase en definición por penales.
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Y Delfín concluyó su participación sin poder seguir maquillando apresuradas decisiones administrativas como las de tener a tres entrenadores distintos en los ocho encuentros coperos que disputó; cayó dolorosa y contundentemente ante Palmeiras 1-3 en casa y por 5-0 en Brasil.
Este casi dantesco escenario para los equipos ecuatorianos no permite siquiera excusas, aunque las hay.
Si los directivos, cuerpo técnico y jugadores de Liga quisieran justificar su derrota, dirían que tres de sus principales figuras se lesionaron y que la covid-19 afectó a otras tres; prueba de ello, con el equipo completo pasaron la fase de Grupos e, incluso, sobre el brasileño Sao Paulo.
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También Independiente del Valle puede apelar a la pandemia, ya que tuvo a muchos de sus jugadores con un virus que aparentemente les dejó con más de una secuela, por más que médicamente recibieran el alta para volver al terreno de juego.
Caso contrario, no habría cómo justificar que los mismos jugadores con los que se paseó sobre sus tres rivales en la fase de Grupos, en Quito, fueran los mismos con los que cayó ante Nacional, un equipo que no ha hecho gran cosa para salir en cero de los dos encuentros de octavos de final.
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El cuadro del Valle no logró sostener el ritmo, el nivel, ni la capacidad para mostrar igual o mejor fútbol con el que conquistó el título de la pasada Copa Sudamericana.
En su caso, Delfín fue más allá de lo esperado en la fase de Grupos, impactó al continente dejando fuera del torneo al experimentado Olimpia, pero la falta de estabilidad futbolística terminó pasándole factura, sobre todo la inestabilidad en la dirección del banquillo.
Empezó con el español Angel López, que preparaba el debut en la fase de Grupos pero lo sacaron por malos resultados; siguió con el argentino Calos Ischia, que apenas dirigió dos encuentros y también se fue por malos resultados; y terminó con un Miguel Angel Zahzú, también argentino, que si bien lo llevó a octavos de final no ha alcanzado a plasmar su identidad futbolística.
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Lo que no se podrá borrar o maquillar será también la sobrecarga física de los últimos meses: debido a la covid-19 se suspendieron en marzo el torneo local -que se reanudó el 14 de agosto- y la Libertadores -retomada el 15 de septiembre-, lo cual creó una acumulación que ha pasado factura a los tres equipos.
Además de 25 partidos cada uno en Ecuador en 109 días, disputaron seis por la Libertadores y hubo cuatro fechas FIFA por las eliminatorias sudamericanas del Mundial de Catar 2022: un promedio de un partido cada tres días para los que jugaron los tres torneos.
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Liga, que ya tiene asegurado el pase a Libertadores como ganador de la primera fase del campeonato ecuatoriano, retorna al terreno de juego con la posibilidad de adjudicarse el título de este año en forma directa si también gana la segunda fase, que en este momento lideran Emelec y Barcelona, con 21 puntos, uno más que los quiteños.
Independiente está obligado a sostener el cuarto puesto de la tabla acumulada de las dos etapas si quiere acceder a la fase de repesca de la Libertadores de 2021 y, en el último caso, quedarse con un billete a la Sudamericana.
Mientras que Delfín, ganador de la temporada pasada, puede cerrar el año con las manos vacías al estar a 7 puntos del octavo puesto de la tabla acumulada.