De Jong mostró tanto su enorme visión de juego, con el magnífico pase que permitió a Jurgen Locadia abrir a los 55 minutos el marcador (1-0), como su talento en la definición, con la vaselina que significó (m.86) el definitivo 2-0.
Dos brillantes acciones que iluminaron un gris encuentro, en el que el PSV se mostró al menos más ambicioso que un plomizo Wolfsburgo, que pareció contentarse con mantener la igualada inicial.
De hecho, el conjunto alemán, hasta ahora líder del grupo, apenas llegó con peligro a la meta local, todo lo contrario que el PSV, que pudo adelantarse en el marcador a los 17 minutos con un disparo lejano del defensa Jeffrey Bruma que obligó a lucirse al meta visitante, el suizo Diego Benaglio.
El mismo muro con el que se topó en el último minuto de la primera mitad el atacante del PSV Jurgen Locadia, que vio cómo su remate, tras un gran pase interior del centrocampista Davy Propper, se estrelló en el cuerpo del cancerbero helvético.
Nada pudo hacer, sin embargo, Diego Benaglio para evitar que Locadia firmase a los 55 minutos el 1-0 para los de Phillip Cocu, tras una espectacular asistencia de Luuk de Jong, que con un preciso toque dejó el camino libre para que Locadia se plantase solo por velocidad en el área germana.
Trató de reaccionar el Woldfsburgo con la entrada en el terreno de juego del centrocampista Julian Draxler y el delantero danés Nicklas Bendtner, pero De Jong, el mejor del encuentro, se encargó de acabar con cualquier opción de remontada con una magnifica vaselina en el minuto 86, a pase del mexicano Andrés Guardado, que significó el definitivo 2-0.
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