La caída en Copa ante el Atlético no asustó a Carlo Ancelotti, que confío en el mismo equipo que no pudo remontar al cuadro rojiblanco para recuperar el pulso a una situación incómoda. Solo Raphael Varane, obligado por la lesión de Pepe, e Iker Casillas, que volvía a recuperar su sitio en la Liga, fueron novedades en el once del técnico italiano.
Tampoco tiene muchas más opciones para hacer variaciones en un equipo que parece cansado y falto de ideas. Sin Luka Modric, a quien se espera como agua de mayo, Ancelotti solo podía sacar al campo a Sami Khedira en la que habría sido una idea más conservadora. No lo hizo y los once que empezaron ante el Getafe volvieron a mostrar un juego romo y espeso que apareció en Mestalla hace dos jornadas de Liga.
Enfrente, el Real Madrid se encontró a un equipo diferente al de Cosmin Contra. Quique poco a poco va impregnando a sus hombres de un estilo que no tiene nada que ver con el del técnico rumano. Se acabaron los balonazos y un juego basado en echarle arrestos y narices. Ahora, el Getafe vive de la posesión y no quiere ceder el balón a su rival.
Es una táctica muy digna, sobre todo cuando te la juegas contra un grande que en cualquier momento te puede pasar por encima. Así saltó al campo el Getafe, con la confianza de intentar mandar en el partido y, aunque apenas disfrutó de dos ocasiones en la primera parte con un par de contragolpes, en algunos tramos del choque logró su objetivo.
Mientras, el Real Madrid no acertaba a hilvanar ocasiones de peligro. Su tridente atacante, que este domingo presentó una alarmante falta de ideas en la primera parte. Sobre todo Cristiano y Benzema, quienes después despertarían para espantar el fantasma del bajo estado de forma de los dos.
El portugués, aunque luego mostró su instinto asesino, no está fino. Parece que el Balón de Oro no le ha sentado bien. Y el francés sigue intermitente. Ahora se encuentra en una de sus fases malas. Llegó al duelo sin marcar desde noviembre y no presentó síntomas de mejoría cuando Pérez Montero inició el partido.
No se desmarca, no pelea, no aparece. Y eso, al Madrid le afecta. Pero un genio es un genio y en la segunda parte se redimió con una acción estilo Emilio Butragueño.
Sin embargo, todas esas carencias iniciales pudieron esconderse si el Madrid hubiese marcado alguna de las pocas ocasiones de las que disfrutó en el acto inicial. Pudieron ver portería Benzema e Isco, pero sus disparos los sacó bien Jordi Codina. También Toni Kroos, que reventó el larguero del Getafe casi al final en la que fue la mejor opción madridista en los primeros 45 minutos.
El paso por los vestuarios cambió la actitud del Real Madrid, que puso una marcha más a su juego aprovechando el bajón físico del Getafe. Es el problema de luchar de tú a tú por la posesión ante un grande, que puedes acabar agotado. Y eso fue lo que le ocurrió al equipo de Quique, que no pudo seguir el nuevo ritmo de su rival.
Entonces, paso lo que tenía que pasar. Los dos "fantasmas" se unieron para demostrar que todavía están vivos y entre Benzema y Cristiano acabaron con la resistencia azulona. El primero se sacó de la manga una jugada de fantasía en la línea de fondo con la que sentó a Alexis. Su pase de la muerte lo metió Cristiano a placer para finiquitar el duelo.
El francés, desaparecido en combate, solo necesito un espacio del tamaño de una baldosa y un segundo de magia para dejar atrás su aparente indolencia. Es lo que tienen los genios, que son capaces de lo mejor y de lo peor. Y, ese es Benzema.
Espoleado por esa acción, el Real Madrid no tardó en sentenciar el choque gracias a una acción entre James Rodríguez y Gareth Bale. El galés no desperdició un servicio medido de su compañero desde la banda izquierda y marcó a placer el segundo. En ese momento, todo terminó para el Getafe.
Hundido en el marcador, el vecino pobre del Real Madrid dejó la lucha para otras batallas. Cristiano hizo el tercero, como era previsible, y, con esta derrota, el Getafe suma su noveno encuentro consecutivo sin ganar para rozar el descenso.
Solo plantó cara a los blancos durante 45 minutos, pero no fueron suficientes para asustar a un equipo que, gracias a un chispazo de Benzema, el Real Madrid finiquitó la eliminación de Copa y las críticas que comenzaban a merodear por la casa blanca, donde ya celebran que son campeones de invierno.